Desarrollo de la Inteligencia Social en el Ámbito del Deporte

Para las personas, como animales sociales, la inteligencia social es un aspecto fundamental en las relaciones con los otros. Necesitamos a otras personas para vivir, crecer y satisfacer las necesidades físicas y emocionales. La inteligencia es un concepto global que abarca todas las facetas de la mente humana, incluido lo social y lo emocional. Cada vez se reconoce menos que este constructo sea únicamente la capacidad de hacer operaciones mentales o resolver problemas.

El ámbito del deporte, especialmente los deportes colectivos, pueden suponer una oportunidad para desarrollar este tipo de inteligencia. Formar parte de un equipo, interactuar con los compañeros y vivir juntos experiencias significativas facilita la tarea de comprender las emociones y comunicarse con los demás. Por todo ello, a continuación trataremos el tema de cómo desarrollar la inteligencia social dentro del ámbito del deporte.

  1. Crear espacios de expresión emocional. El deporte puede generar fuertes emociones, tanto positivas como negativas, en las personas. Para la mayoría de los individuos, el deporte y el equipo son una parte esencial de su identidad y todo lo que pase dentro de ese contexto se siente con intensidad. Los entrenadores deberían procurar crear espacios en los que los deportistas puedan expresar cómo se sienten, además de ser escuchados y apoyados por sus compañeros. Expresar los sentimientos no solo es terapéutico y liberador, sino que también permite a las personas comprender las emociones de otros y aprender a regularlas. Hay que tener cuidado al elegir esos momentos de expresión. No es adecuado hacerlo, por ejemplo, después de un partido, cuando las emociones suelen ser muy intensas. Es mejor dejar pasar unos días para que los jugadores relativicen y reflexionen sobre lo ocurrido.
  2. Resolver los conflictos mediante el diálogo y la negociación. Los conflictos no deberían ser vistos como algo negativo y que hay que tratar de evitar. Es normal que, tras muchas horas de entrenamiento y competiciones, surja algún roce entre personas. La mejor estrategia es enseñar a los deportistas a resolver ese conflicto mediante el diálogo. El actuar como si nada pasara no es una buena opción, pues se debe dar la oportunidad a los involucrados de resolver el malentendido y llegar a un entendimiento. En el caso de que los deportistas no puedan solucionar los conflictos por ellos mismos, podría intervenir un entrenador como mediador. El mediador ha de escuchar a ambas partes y procurar que ambas cedan para llegar a un acuerdo que satisfaga a ambos.
  3. Desarrollar la afectividad fuera de los entrenamientos. Las relaciones entre jugadores van más allá de los momentos de entrenamientos. Los vínculos entre ellos pueden ser tan fuertes que incluso se consideran una gran familia. Para desarrollar la inteligencia social, conviene llevar la afectividad entre deportistas más allá del entrenamiento. Esto significa buscar momentos de reunión en los cuales compartir de manera más informal impresiones, sensaciones o simplemente pasar un buen rato en equipo. Estos momentos permiten estrechar lazos y crear un ambiente distendido y relajado que durante los entrenamientos es difícil crear. Los entrenadores y demás profesionales del equipo también deberían participar en este tipo de reuniones, como una forma de estimular el sentimiento de pertenencia.
  4. Potenciar la cohesión dentro del equipo. La cohesión es el pegamento que mantiene unido al equipo. Se trata de una fuerza interna que sustenta al grupo y permite que se den las interacciones entre los deportistas. Un equipo cohesionado es un equipo en el que la comunicación es buena y fluida. Además, ya que existe una fuerte vinculación entre los miembros, la preocupación por entender y comprender a cada uno es mayor. Así, los deportistas sienten que todos sus compañeros son esenciales para el buen funcionamiento del equipo.  Existen muchas maneras de aumentar la cohesión del equipo. Establecer objetivos conjuntos y hacer partícipes a todas las personas de las decisiones son dos ejemplos de formas de aumentar el compromiso e identificación grupal.

La inteligencia abarca más que las capacidades cognitivas básicas como la atención, memoria o la habilidad para realizar dos tareas a la vez. Este concepto se queda incompleto si no se tiene cuenta otras formas de relacionarse con el entorno, como por ejemplo la inteligencia interpersonal. Aumentar la inteligencia social tiene un impacto positivo en el rendimiento deportivo. Si se hace un esfuerzo por comprender y comunicarse con los demás, el grupo funcionará mas organizado y cohesionado.

Por último, y con relación a esta idea, según un estudio realizado por la Universidad de las Islas Baleares, la cohesión se relaciona positivamente con las creencias de eficacia y rendimiento grupal. Debido a ello, hacer énfasis en la parte social del equipo es una inversión segura para conseguir que este funcione mejor.

07 July 2022
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