Dimensión Social Y Política De La Crisis del Estado en 1920

Se trata de un ensayo escrito a cuatro manos por Zygmunt Bauman y Carlo Bordoni, quienes reflexionan sobre las dimensiones sociales y políticas del estado de crisis actual. La obra se estructura en tres apartados principales en los que se expone la difícil situación en que se encuentran la sociedad: crisis de la modernidad, crisis de la capacidad de acción soberana y crisis de la democracia representativa. Ellos establecen un debate en cuanto al significado de crisis, ya que ha sido uno de los problemas más graves. Defienden que se han ido formando una serie de transformaciones de gran importancia que las sociedades occidentales deben enfrentar. 

Abogan que nos encontramos en una situación social bastante compleja, que a diferencia de crisis anteriores, no puede considerarse como temporal, sino una situación permanente. La actual crisis constituye una característica clave, en la que nos encontramos con una ausencia de estabilidad económica y existencial; además de encontrarnos en una sociedad donde prevalece la incertidumbre e inseguridad, es decir, en perpetua crisis. Por otro lado se hace ver que a día de hoy ya no confiamos en el Estado para que nos haga salir adelante, apenas tenemos confianza en sus promesas, estamos paralizados en una separación entre poder y política que desemboca en una sociedad insegura.

Esta obra la podemos estructurar en tres apartados principales en las que se abordan, la crisis de la capacidad de acción soberana del Estado, la crisis de la modernidad y la crisis de la democracia representativa.

En el primer apartado denominado “Crisis del Estado”, hace referencia a que la crisis en la que nos encontramos actualmente es muy distinta a lo que dio lugar a finales de la década de 1920, en la que el Estado podía mejorar la situación y la sociedad confiaba y no dudaba de ello; esta confianza en lo estatal se consagraba conforme a dos realidades sociales: el poder y la política. Por “poder” los autores entienden la capacidad para conseguir que se hicieran las cosas, mientras que, por “política”, la capacidad de decidir qué cosas debería hacer el Estado y cuáles tendrían que resolverse fuera de él, y que, por lo tanto, serían aquellas que debería evitar o de cuyo ejercicio debería abstenerse. En la década de los 70, se produjo un creciente desempleo y una inflación que no se podían controlar, y los Estados cada vez tenían más dificultad para proteger a la sociedad y cumplir sus promesas, de este modo las funciones que antes realizaban los Estados sin ningún problema se convirtieron en acciones demasiado graves y que no podía hacerle frente.

Bauman advierte que hay un déficit de poder, y por lo tanto también de capacidad coactiva, que afecta a las finanzas, los capitales de inversión, los mercados laborales y la circulación de mercancías.

En el segundo apartado de la obra, el diálogo entre los dos autores se centra en “La modernidad en crisis”. Según Bordoni nos encontramos en el fin de la modernidad, se vinieron abajo las grandes certezas de una tecnología capaz de prevenir y evitar las catástrofes naturales, a todo esto se unió también las llamadas catástrofes morales que son causadas por el hombre, así la promesa de modernidad estaba condenada al fracaso. Más tarde apareció la llamada promesa suprema, que costó bastante alcanzarla y que solo se consiguió por disputas sindicales y batallas políticas, aquí se incluyen las medidas provistas por el Estado como acuerdo con el ciudadano para proteger la salud, derecho del trabajo, jubilación, etc.

Bauman considera que hoy en día nos encontramos esperando para recoger frutos de sus promesas y plantea que los fallos han de entenderse como meros contratiempos por la ciencia, con respecto a la tarea que deben realizar. Según este autor se ha producido dos cambios en el tipo de estrategias, en primer lugar ya no son comprehensivas, y en segundo lugar el espíritu moderno está siguiendo actualmente la recomendación de Karl Popper quien defendía que se debía “trocear el proceso”.

Y para terminar, en la tercera parte, “La democracia en crisis”, afirma Bauman que entre las crisis, la que afecta a las instituciones democráticas es posiblemente la más grave de todas, ya que ataca a los instrumentos de acción colectiva que son los que disponemos actualmente. Para Bordoni la crisis es más bien una condición normal de la democracia y advierte que hablamos de ese concepto como si éste hubiera recorrido una larga trayectoria. El concepto democrático desde sus comienzos fue causa de inevitables conflictos, y en la obra se distingue entre el significado original de democracia, como gobierno del pueblo y el que atribuimos hoy a ese mismo término: libertad, igualdad y respeto por las mismas.

La actual situación de desfallecimiento democrático, estima Bauman, se debe principalmente a la crisis del Estado, a la incapacidad de éste para actuar, tanto es así que las compañías privadas de seguros han reemplazado hoy a los gobiernos y a la política como proveedores de seguridad social.

En cuanto a la relación de la obra con la asignatura, hay varios temas que deberíamos analizar, en primer lugar entendemos por política aquella actividad a través de la cual individuos y grupos humanos toman decisiones y actúan desde las instituciones estatales con el fin de organizar o reorganizar la convivencia y/o obtener la satisfacción de intereses, el lugar central de la actividad política es el Estado, pues tiene capacidad de tomar una decisión que hace que afecte a toda la sociedad, y adentrándonos en la obra observamos que tenemos una desconfianza hacia los líderes escogidos e incapacidad para gobernar, y que precisamente no usan de forma positiva el poder que tienen, llegando a no ser conscientes de que son el lugar central y que la capacidad de tomar las decisiones que se van a llevar a cabo las tienen ellos.

Hobbes junto a Maquiavelo fundadores de la ciencia política decían que el Estado es un medio para la consecución de un fin, pero en la obra se aprecia que el Estado se ha convertido en el ejecutor de un poder superior que nos lleva a encontrarnos con el “Estado sin Estado” y esto da lugar a la falta de confianza, los ciudadanos ya no creen en el futuro para mejorar su modo de vida y mucho menos creen que el Estado se va a encargar de conseguir los fines propuestos.

Los autores ponen como ejemplo que durante la Segunda Guerra Mundial hubo un choque de ideologías, pero aquí todos los participantes de la guerra tenían en común que había que asaltar y controlar el Estado porque era el que ejercía el poder para reorganizar la sociedad. Pero ahora, la situación es distinta, el Estado ya no es Leviattan de Hobbes, una suma de hombres que imponía orden en el caos sino que el Gobierno está muy debilitado al perder competencias y atribuciones, los ciudadanos ya participan menos en la vida pública y esperan menos ayuda del Estado, lo que hace que se debilite la democracia, buscando otras alternativas para obtener sus objetivos.

Se sostiene que la postmodernidad es ese periodo de transición y no una nueva era como decía Habermas en relación al fin de la modernidad y la sociedad postindustrial. Ponen como ejemplo que las grandes promesas de la modernidad han sido incumplidas. La idea de progreso también fue asimilada por los marxistas con la idea de crear un Estado socialista redistributivo pero fracasó.

Tal y como se dice en la obra al hablar sobre la crisis que estamos atravesando, se hacen frecuentes comparaciones con la Gran Depresión de la década de 1930, que dio lugar a un estallido de la burbuja financiera, hundimiento de la bolsa, quiebra de empresas, desempleo masivo, perdida de los ahorros, entre otras cosas, y esto da lugar a una desesperación que desemboca en sanciones radicales con la intervención del Estado, pero en esta época los ciudadanos no dudaban en quien acudir en busca de auxilio, no había discrepancia en que el Estado podría encarrilar la situación, es decir, había confianza en el aparato estatal y reunía las condiciones de poder y política.

Sin embargo en la actualidad ya no confiamos en la capacidad del Estado para que nos haga salir adelante. En esa década hay que destacar que también se crearon medidas y un nuevo sistema en el que interviene el Estado que se denomina “New Deal”, en el que se establecía libertad frente al miedo, libertad religiosa y libertad para protegerse de las necesidades, pero en la actual crisis el Estado es incapaz de actuar como interlocutor, como regulador de la economía y como garante de la seguridad.

También hay que destacar que la crisis de 1929 fue hábilmente resuelta por aplicación de algunas de las teorías de Keynes: el Estado invirtió en obras públicas y empleó mano de obra cuando el trabajo escaseaba, se estimularon los pedidos de bienes y servicios y así se pusieron de nuevo en marcha los engranajes de la economía.

Hemos visto que el mejor modelo que mejor responde a la democracia es el pluralista, la representación, los representantes políticos deben hacerse con el eco popular, el representante lo es en la medida en que asuma responsabilidades cuando deba hacerlo; en la era contemporánea la democracia ha optado por una forma representativa: la democracia parlamentaria, en la obra se plasma que independientemente de lo mala o buena que sea dicha fórmula está claro que la crisis de la modernidad ha traído consigo una crisis de la democracia representativa, es decir, hay una desconexión entre el ciudadano y la política, que es lo contrario a una verdadera representación democrática.

17 February 2022
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