El Desafio de La Competitividad y La Innovación en El Desarrollo del Ecosistema de Empresas Colombianos

Resumen

La creación de empresa se constituye en motor de crecimiento y desarrollo que permite transformar escenarios económicos inestables en competitivos; sin embargo, no todos los planes de negocio llegan a ser exitosos y a posicionarse de manera sostenida en el mercado, situación que implica que el emprendedor introduzca estrategias innovadoras y direccionadas a generar fuente de empleo, pero así mismo, a ofrecer un valor agregado a sus partes de interés. El presente artículo se efectuó con la finalidad de brindar una postura reflexiva entorno a la importancia de la creación de empresa en Colombia, un país en el cual, si bien en los últimos años ha atravesado por un desarrollo considerable, además cuenta con una ubicación privilegiada para el desarrollo de nuevas empresas, muchas de estas no logran consolidarse, lo que se ve reflejado en los altos índices de pobreza y desempleo que coexisten en la región. Una de las conclusiones del estudio se centra en la creación de empresas se constituye como un pilar dinamizador de las económicas emergentes, además, es un impulsor del desarrollo social, en la medida que contribuye al bienestar de la población.

Palabras clave: Innovación, Competitividad, Ecosistema, Emprendimiento

Abstract

The creation of a company is an engine of growth and development that allows transforming unstable economic scenarios into competitive; however, not all business plans become successful and to position themselves in a sustained manner in the market, a situation that implies that the entrepreneur introduces innovative strategies aimed at generating sources of employment, but also to offer added value to their stakeholders. This article was made with the purpose of providing a reflective position on the importance of business creation in Colombia, a country in which, although in recent years has undergone considerable development, also has a privileged location for the development of new businesses, many of these fail to consolidate, which is reflected in the high rates of poverty and unemployment that coexist in the region. One of the conclusions of the study focuses on the creation of companies is constituted as a dynamizing pillar of the emerging economic, in addition, is a driver of social development, insofar as it contributes to the welfare of the population.

Keywords: Innovation, Competitiveness, Ecosystem, Entrepreneurship

1. Introducción

En los últimos años se ha acrecentado el interés hacia la figura del emprendimiento, tanto en los círculos sociales, como en los ámbitos políticos y económicos, debido a la idea de que este contribuye directamente al crecimiento económico de un país, por lo que actualmente todos los gobiernos, en especial los de Latinoamérica, están invirtiendo enormes cantidades de dinero para fortalecer políticas públicas macroeconómicas y educativas que faciliten una adecuada transición hacia un ecosistema empresarial que incube y acelere emprendimientos para que logren consolidarse como empresas exitosas a mediano y largo plazo. Esto se considera importante, porque el emprendimiento formal genera plusvalía, empleo e ingresos fiscales, aspectos que constituyen el núcleo de una economía nacional competitiva.

Sin embargo, el ecosistema colombiano de emprendimiento y empresarismo presenta varios retos, entre los cuales podemos encontrar el de disminuir la tasa de informalidad empresarial que, según datos de la última investigación de Fedesarrollo representa un 50% del total de las firmas, el 37% de los trabajadores y el 33% de la producción (Fernández, 2018), la dinamización de las regulaciones estatales como licencias, permisos, tasas e impuestos que constituyen una barrera para las empresas nuevas y en crecimiento para el 70,9% de los emprendedores colombianos, aunado a un desbalance en términos del impacto de las instituciones públicas a los ecosistemas territoriales de emprendimiento sin políticas diferenciadas (Innpulsa, s.f.).

Sin contar que en Colombia, es necesario optimizar las condiciones de financiamiento disponibles para los emprendimientos en etapa temprana, ya que la financiación en el territorio nacional es notablemente reducida y las empresas nacientes no logran conseguir la cantidad necesaria para crecer y son obligadas a salir del mercado en menos de cinco años, como es el caso del 57,1% de las compañías y las que sobreviven tienden a mantenerse pequeñas. Específicamente, el 69,8 por ciento de los emprendedores se financian con recursos propios y solo 13,5 por ciento con crédito, 5,8 por ciento con recursos de capital semilla y 10,9 por ciento con otras fuentes (Córdoba, R.,2018).

Los emprendedores que realizan emprendimientos de alto nivel de innovación requieren en la mayoría de las ocasiones, de fuentes de financiamiento muy diferentes a las de las tradicionales MiPyMes, tales como la necesidad de capital de riesgo. Sin embargo, estas compañías que son atractivas en el mercado no son lo suficientemente atrayentes para el sistema financiero, ya que comparado con otras iniciativas de financiación, los fondos de capital de riesgo tienen un alcance limitado tanto en términos de número de empresas y el importe total de la financiación comprometida, ya que se centran en el segmento relativamente más riesgoso de las empresas por alto potencial de crecimiento y la innovación (Timmons & Spinelli, 2007).

Pero quizás el reto más imperativo es el de propiciar un ecosistema que incube a un número cada vez mayor de emprendimientos de alto impacto, iniciativas empresariales que por sus propuestas de valor basadas en la diferenciación y la innovación, pueden propiciar un crecimiento económico acelerado bajo la consigna de creación de valor sostenido en un entorno en el que se desafié la convencionalidad de las empresas tradicionales, al ofrecer soluciones creativas a problemáticas sociales en un mercado altamente competitivo; lo que resulta beneficioso para la sociedad en general.

Este fenómeno es evidenciable por la creciente conformidad que tienen las nuevas compañías de emprendimiento dinámico para aportar a la transformación económica y el desarrollo social de las naciones. En especial, los emprendimientos con potencial de crecimiento, con propuestas de valor diferenciadas e innovadoras lideradas por equipos emprendedores con vocaciones y capacidades empresariales, son los que más generan empleos de calidad y mayor diversidad en el tejido productivo (Acz & Mueller, 2008).

El presente documento desarrolla un marco conceptual que permite visualizar cómo interactúan las principales variables que determinan la innovación en los tres niveles del contexto macroeconómico, las organizaciones y la relación existente entre innovación y competitividad. Se presenta también información sobre el caso colombiano respecto los tres niveles de análisis, con el objetivo de sintetizar un primer diagnóstico de la situación en el país en esta materia e identificar unas prioridades para la acción.

2. Desarrollo

2.1. Innovación

De manera progresiva observamos que la relación existente entre las estructuras internas de las empresas han dejado de responder bajo parámetros lineales tradicionales, ya que el objetivo de las operaciones organizacionales modernas paso de ser eminentemente comerciales a obligarlas a construir valor y orientarse a gestionar auténticas relaciones con sus audiencia claves, tales como proveedores, socios, empleados y lo más importante, sus clientes. Estos cambios de paradigmas estructurales son en consecuencia de la aparición de factores como la convergencia entre informática y comunicaciones, el desarrollo del internet y la interrupción de los llamados millenials en el sector del emprendimiento y las altas esferas empresariales.

Los millenials son una población que recopila a todos aquellos nacidos en el periodo comprendido entre el 1980 y el año 2000 y su ímpetu emprendedor no les ha impedido poner en marcha el doble de empresas que los profesionales de 50 años, generando un 43% más de volumen de negocios a nivel mundial, además de que en promedio los jóvenes que pertenecen a este selecto grupo fundan una media de 8 empresas, frente a las 3,5 compañías fundadas en promedio por los nacidos en la generación antecesora (BNP Paribas, 2016).

Bajo el liderazgo emprendedor de los millenials, que representaran el 50% de la fuerza laboral a nivel mundial (OBS Businnes School, s.f), permitirá rediseñar el rol de las empresas al interior de la sociedad, ya que por sus características inherentes, son muy exigentes en su rol de consumidores, son multitareas y la hiperconectividad es la protagonista en sus vidas. Precisamente, estos cambios en el status quo y el cuestionamiento permanente de las reglas establecidas permiten la concepción de la innovación como calve en los procesos empresariales.

Hoy en día es muy habitual escuchar hablar de innovación con la suficiente fuerza como para pensar que es una tendencia a la alza y representa un concepto nuevo, pero este término y su connotación en ámbitos empresariales no es tan reciente como se cree. Múltiples autores en distintas épocas han hablado de la relevancia del papel de la innovación para la generación de valor en las sociedades de consumo. Autores como Schumpeter (1939) llegaron a considerar a la innovación como el factor casual más importante en la formación de ciclos largos detectables en la actividad económica, estableciendo de manera explícita que las revoluciones tecnológicas constituyen la fuerza motriz del crecimiento económico, no solo de las organizaciones empresariales sino de las sociedades y por consiguiente, de los países en general.

Así pues, la innovación es una de las acciones organizacionales reconocidas como el punto focal de la estrategia más importante de las empresas: lograr una perdurabilidad a largo plazo en un mercado cada vez más competitivo, mientras se construye valor como fuente de ventaja competitiva. A modo de definición, la innovación se produce cuando existe una nueva oferta en el mercado, sea un bien, un servicio, atributo o idea, que los consumidores perciben como nuevo y tiene una incidencia sobre los patrones de consumo existentes (Hoyer, Maclnnis, Pieters, 2018).

Esta definición deja claro que la innovación solo se considera como tal, cuando el mercado la acepta y los clientes están dispuestos a pagar por ella sin importar el precio de esta. Aquí lo importante resulta de la creación de valor que ofrezca el bien o servicio y el beneficio implícito y explícito del mismo en manos del consumidor, quien opera procesos de decisión de compra bajo los parámetros de la relación costo/beneficio.

De la misma manera en el Manual de Oslo (OCDE, 2006) se define la innovación como la introducción de un nuevo, o significativamente mejorado, producto (bien o servicio), de un proceso, de un nuevo método organizativo o de comercialización, en las prácticas internas de la empresa, la organización del lugar del trabajo o las relaciones exteriores. En este mismo estudio se establece un marco diferencial entre los cuatro tipos de innovación que se mencionan a continuación:

Tipo de Innovación

  • Producto

Involucra cambios significativos pero no radicales en las características esenciales de los bienes y servicios. Comprende la introducción de un bien y servicios con un alto nivel de mejora, con respecto a su estado anterior y a las características de su uso particular, como en sus especificaciones técnicas, ergonomías, entre otras.

  • Proceso

Corresponde a la implementación de un método de producción o distribución novedoso, en cuanto a equipos, técnicas, y/o software.

  • Organización

Abarca la implantación de nuevos métodos de organización aplicada a prácticas propias del negocio, como por ejemplo la puesta en marcha de nuevos métodos de trabajo, organización de los puestos de trabajo, relaciones externas e internas de la empresa, entre otras.

  • Marketing

Refiere la implementación de un nuevo método de comercialización que incluye mejoras en el diseño, presentación, política de posicionamiento, promoción, precio y nuevos métodos de comercialización de un producto o servicio

Fuente: Elaboración propia con información tomada del Manual de Oslo (2006)

Parte de esos distintos tipos de innovación que se han generado y sus distintas aplicaciones, como las mencionadas anteriormente, han dado paso a otras clasificaciones, como la innovación radical, la innovación incremental y la de transformación o mejora. Para Hamel y Getz (2004) la innovación radical se enfoca en la resolución de problemas y satisfacción de necesidades que los clientes apenas logran detectar, y que resulta en productos y servicios con características superiores en función del costo y de sus funcionalidades que obligan a las antiguas ofertas a la obsolescencia. Este tipo de innovaciones, muchas veces son producto de procesos de destrucción creativa al interior de las organizaciones.

Por su parte, para Kuatko y Hodgetts (1992) consideran como innovaciones graduales aquellas que proponen cambios sutiles sin cambiar la esencia del bien o servicio que no representa un cambio trascendental, pero que no poseen grandes barreras a la hora de ser imitadas, y son copiadas con facilidad y por último la innovación de mejora se basa en una modificación de la arquitectura del producto, toda vez que se reconfiguran los componentes existentes y esenciales para darle una utilidad superior a la que tenía (West, 2002).

La innovación es importante en todas las etapas del desarrollo, pero diferentes tipos de innovación juegan diferentes roles en cada una de éstas. En las etapas iniciales, la innovación incremental se asocia con la adopción de tecnología extranjera y la innovación social puede mejorar la efectividad de los negocios y servicios públicos. En etapas posteriores, la innovación se basa, mayoritariamente, en alta tecnología y en Investigación y Desarrollo (I+D) y va enfocada a factores de competitividad y aprendizaje.

Pero, en cualquiera de los casos, “innovar” requiere tomar riesgos elevados puesto que no es posible tener una idea anticipada de los resultados. Este es un argumento de peso que frena los procesos de innovación, dados los temores de los diferentes actores a asumir este riesgo. Por ende, para fomentar y crear un contexto propicio para innovar, son necesarias políticas públicas adecuadas en materia de regulación financiera, tributaria, contractual y de propiedad intelectual.

Desde el plano económico, la competencia en el mercado es un aspecto que está en la base de los procesos de innovación. En efecto, siempre y cuando se garantice la recuperación de los costos de inversión, la competencia incentiva a las empresas a ser más efectivas y a superar a las demás. Las empresas se ven obligadas a reforzar sus capacidades de innovación si desean tener éxito en un entorno más competitivo.

Diferentes actividades de innovación a través de los sectores requieren demandas diferentes en la estructura organizacional de las empresas y en factores institucionales como las regulaciones o los derechos de propiedad intelectual pueden variar en su rol e importancia. La diversidad de actores, procesos de aprendizaje, necesidades de las organizaciones deben ser considerados en el momento de formular las políticas. Porque la innovación cambia de sector en sector, ocurre en múltiples maneras y tiene efectos variados. Por ejemplo, la innovación en agricultura impacta más fuertemente la reducción de la pobreza que el crecimiento en la productividad de industria y servicios.

Ahora, considerando la innovación en términos estratégicos, Porter señala que la innovación incluye no solo nuevas tecnologías, sino también nuevos métodos y formas de hacer las cosas que hasta pudieran parecer irrelevantes. La innovación se manifiesta en un nuevo diseño de producto, un nuevo proceso de producción, una nueva forma de vender, de entrenar, de organizar, etc., haciendo que la innovación se pueda dar en cualquier actividad de la cadena de valor y así la empresa pueda conseguir ventajas competitivas sostenibles (Porter, 1993, p.579).

Sin embargo, este concepto puede ser mucho más amplio, tal como lo expresan Ramírez, Martínez y Castellanos (2012), ya que la innovación, que puede entenderse como el proceso mediante el cual la sociedad extrae del conocimiento beneficios sociales y económicos, se ha convertido en un tema obligado en cualquier organización o institución, y aún más en países en desarrollo en donde la adopción de este concepto es fundamental para el crecimiento económico y social.

No existe producto y/o servicio sin un proceso. De la misma manera, no existe un proceso sin un producto o servicio (Harrington, 1993). A veces se piensa que la innovación se dispara a partir de un momento de inspiración, o que solamente pueden hacerla algunos pocos afortunados que poseen habilidades especiales. Sin embargo, la innovación se logra obtener en muchas formas, como en servicios que se puedan ofrecer al cliente, en la forma en la que se distribuye un producto, en la manera como se relaciona con otras empresas (por ejemplo, las alianzas estratégicas) o en la forma de vender un producto o servicio. De otra parte, la innovación no tiene que estar basada solamente en ideas novedosas, sino que también, y más frecuentemente, se da mediante la implantación de pequeñas mejoras en productos o procesos: mejora continua (Hinojosa, 2006, p.4).

Muchas veces se fija como indicador de una empresa innovadora sus resultados finales, es decir, los nuevos productos, tal vez porque es lo que puede visualizar el consumidor o cliente de la organización. Sin embargo, no se tienen en cuenta las actividades o procesos por los que deben pasarse internamente para obtener este resultado (Anderson, Potocnik & Zhou, 2014). Por ello, la innovación debe darse como proceso debido a que abarca todas las operaciones de la empresa, es decir, que este proceso posibilita combinar las capacidades técnicas, financieras, comerciales y administrativas y permite a su vez el lanzamiento al mercado de nuevos y mejorados productos o procesos que hacen más competitivas a las firmas.

Lo anterior se reafirma en el Manual de Oslo (OCDE, 2005), cuando manifiesta que las actividades de innovación incluyen todas las actuaciones científicas, tecnológicas, organizativas, financieras y comerciales que conducen a la innovación. Se consideran tanto las actividades que hayan producido éxito, como las que estén en curso o las realizadas dentro de proyectos cancelados por falta de viabilidad, ya que estas últimas favorecen el fortalecimiento de capacidades para la innovación.

Por tanto, identificar las actividades de innovación que realiza un sector o que aún no han sido descubiertas toma gran importancia, ya que son ellas las que modifican continuamente las perspectivas para la aparición de nuevas actividades industriales y las condiciones de entrada-salida de empresas a una industria. Estas transformaciones generan nuevos mecanismos de competencia entre las empresas que modifican las condiciones estructurales del sector y definen y reorientan su trayectoria tecnológica, debido a que existen patrones diferentes en la propensión a innovar que condiciona el ritmo de evolución y crecimiento económico de los sectores de la economía (Hernández & Sánchez, 2003).

2.2. Competitividad

Cuando se habla de competitividad, habitualmente se suele hacer referencia a la capacidad que tienen los países para aumentar de una forma sostenida la presencia de sus productos en los mercados internacionales e internos, de tal forma que van a ser los precios y los costes relativos los que desempeñan un papel esencial en este tipo de análisis. Tal es la idea que subyace en la definición que proporciona por ejemplo la OCDE (1992) sobre competitividad, aunque añadiendo que a su vez se consigue mantener y aumentar a largo plazo los ingresos reales de los habitantes del país en cuestión.

Sin embargo existe una perspectiva más amplia sobre dicho concepto en la que, como señala Matilde Madrid (2010), se amplía el ámbito puramente comercial considerando también una perspectiva a largo plazo, que se suele asociar al bienestar, lo que supone contemplar el concepto de competitividad agregada que está vinculado con la productividad y con los factores que afectan a la eficiencia productiva.

Desde esta perspectiva, nos encontramos con que la competitividad estaría vinculada con aspectos tales como la capacidad de innovar, mercados eficientes, dotación y utilización de factores productivos y las características de la organización empresarial, pero por otro lado, estos actores estarían a su vez relacionados con otros, tales como la calidad de la educación, la dotación de infraestructuras o la capacidad de organización y gestión de las empresas, esto es, de factores que generan un entorno o clima favorable para las empresas (Madrid, 2010, p. 93).

Este tipo de competitividad es la que analiza el World Economic Forum (WEF) desde finales de la década de los 70 del pasado siglo, que la define como el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país (World Economic Forum, 2010, p. 4). Ello significa, desde el punto de vista de este informe, que los países más competitivos son los que son capaces de generar unos mayores niveles de renta para sus ciudadanos.

En concreto el WEF señala doce pilares que sostienen la competitividad de los países y que son los siguientes (World Economic Forum, 2010, pp. 4-8):

  1. Las instituciones, esto es, el marco legal y administrativo en el que los agentes económicos llevan a cabo su actividad para generar renta y bienestar.
  2. Infraestructuras, que facilitan el buen funcionamiento de la economía reduciendo las distancias entre las regiones y determinando la localización de la actividad económica.
  3. Entorno macroeconómico, ya que la estabilidad macroeconómica es un estímulo para llevar a cabo actividades empresariales.
  4. Salud y educación primaria, ya que la salud es necesaria para que los trabajadores puedan realizar sus tareas y la educación para mejorar su eficiencia.
  5. Educación superior y formación, imprescindibles para implantar procesos de producción más sofisticados. Ambas facilitan el catch-up tecnológico, que es un factor importante en el proceso de convergencia económica.
  6. Mercados de bienes eficientes, ya que facilitan la elaboración de los bienes y servicios que se necesitan y aseguran su comercialización eficiente en la economía.
  7. Mercado de trabajo eficiente, que asegura la adecuada asignación de la mano de obra y proporciona los incentivos adecuados a los trabajadores para que lleven a cabo sus tareas de una forma más efectiva.
  8. Desarrollo del mercado financiero, para asignar de forma eficiente los ahorros generados por los individuos y facilitar los recursos a aquéllos que deseen crear nuevos negocios o expansionar o mejorar los existentes.
  9. Implantación de tecnología, lo que permite a la economía adoptar aquellas tecnologías que mejoran la actividad de la mano de obra. 10) Tamaño del mercado, ya que los de mayor tamaño permiten a las empresas aprovechar las economías de escala.
  10. Sofisticación de los negocios, es decir, la calidad de los negocios que se llevan a cabo en el país, así como la de las operaciones y estrategias que realizan los individuos. Cuanto mayor sea dicha sofisticación, más elevada será la competitividad.
  11. Innovación, al igual que lo que se señalaba en el punto 9, porque a través de ella se mejora la eficiencia de los trabajadores.

Todos estos pilares están interrelacionados, de tal manera que algunos de ellos refuerzan la actividad de los otros. Por ejemplo, sin una educación y formación adecuadas resulta muy complicada la implantación de las innovaciones tecnológicas, que a su vez favorecen una mayor sofisticación de los negocios que se están llevando a cabo. Teniendo en cuenta lo señalado hasta este momento, uno de los factores que juega un papel importante en el ámbito de la competitividad sería el emprendedor, ya que no sólo generan nuevos negocios que conllevarían una mayor renta y bienestar para los ciudadanos, sino que también llevan a cabo procesos de implantación de tecnologías y generan innovaciones. Es por ello que tenemos que delimitar qué se entiende por ecosistema de emprendimiento

2.3. Emprendimientos de Alto Impacto y Ecosistemas de Emprendimiento

Con el fin de identificar los actores y servicios relevantes para el emprendimiento de alto impacto, es necesario iniciar con la definición de emprendimiento, ecosistema de emprendimiento y emprendimiento de alto impacto o dinámico.

En la literatura y normativa especializada en el tema es posible encontrar diversas definiciones de emprendimiento. Para efectos del presente artículo se tomará como referencia la definición de emprendimiento para el estado colombiano, la cual es como punto de partida para la política de fomento para el emprendimiento, en este sentido, la Ley 1014 de 2006 De fomento a la cultura de emprendimiento en el capítulo 1, artículo 1º, numeral C, define al emprendimiento como:

Una manera de pensar y actuar orientada hacia la creación de riqueza. Es una forma de pensar, razonar y actuar centrada en las oportunidades, planteada con visión global y llevada a cabo mediante un liderazgo equilibrado y la gestión de un riesgo calculado, su resultado es la creación de valor que beneficia a la empresa, la economía y la sociedad;

Por otra parte, el emprendimiento de alto impacto o dinámico de acuerdo con la Cámara de Comercio de Bogotá (2009) conceptúa al emprendimiento de alto impacto como un emprendimiento que es rentable, crece rápida y sostenidamente, y que es capaz de lograr un nivel de ventas bastante significativo en una década.

El término ecosistema ha cobrado auge en los últimos años. Cuando nos referimos a ellos, en cualquier estudio social realizado alrededor de la cultura del emprendimiento, el desarrollo local y la competitividad, se busca comprender el lugar que cada uno ocupa como individuo, como miembro de una organización y como asociación.

En un sentido amplio, el término Ecosistema Emprendedor se entiende en el FOMIN (2011) como una comunidad de negocios, apoyada por un contexto público de leyes y prácticas de negocios formada por una base de organizaciones e individuos interactuantes que producen, asocian ideas de negocios, habilidades, recursos financieros y no financieros que resultan en empresas dinámicas.

Al respecto, Isenberg (2010) director del Babson Entreprenurship Ecosystem Project (BEEP), presenta unos componentes y factores a considerar en todo ecosistema empresarial relacionados con la función del liderazgo, la figura del gobierno, del sistema educativo, el sector productivo, los recursos financieros, tecnológicos, las personas, entre otros. Este planteamiento preliminar de Isenberg, difiere de la primera referencia al término ecosistema expuesto por Moore (1993) donde enfatiza la visión de predadores y presas, para representar el ecosistema de los negocios como un espacio de interconexión, dependencia mutua entre actores económicos, siendo importante el término de cooperación para el éxito de las organizaciones.

Desde un punto de vista más conciso, alrededor de los factores que componen un ecosistema de emprendimiento, Isenberg (2010) plantea la revisión del estado de un ecosistema, mediante la evaluación general de seis dominios: políticas, cultura, finanzas, capital humano, servicios y mercados. En el dominio de las políticas, el interés se centra por el fomento y apoyo al emprendedor, desde las políticas públicas, bajo un compromiso activo en pro del proceso de fortalecimiento del ecosistema. Se busca propiciar un entorno regulador, que incentive la actividad emprendedora desde las instituciones del gobierno central, regional y local, para que mediante políticas públicas y leyes complementarias se ofrezcan beneficios fiscales, de financiamiento, investigación, desarrollo y protección.

Luego, en el dominio cultural, se expresa la visión de interacción general, que se presenta en las típicas relaciones determinadas por la tolerancia al riesgo y al fracaso, las cuales supondrían tener toda iniciativa de emprendimiento, dado ese carácter innovador, exigido en nuestros tiempos que facilita el desarrollo de iniciativas emprendedoras de personas con marcada determinación a concentrarse en oportunidades que el medio les proyecta, teniendo como motor, para la generación de riqueza, el marco de una ambición sana y equilibrada en medio de historias de talento y esfuerzo que muestren éxito en los ámbitos nacional e internacional.

En el tercer referente está el domino financiero con las instituciones de microcréditos, los inversionistas ángeles y el capital de riesgo, estos se han convertido en instrumentos facilitadores para el acceso a capital semilla, se han especializado en atender las necesidades de financiamiento de emprendedores dinámicos. Asimismo, bajo este enfoque, el dominio del capital humano se refiere a la efectividad laboral con apoyo del sistema educativo en la formación académica, mediante una estrecha relación entre el espíritu emprendedor y el desarrollo de competencias básicas y específicas orientadas a la formación integral.

De acuerdo con esta propuesta, el dominio servicios está representado por acciones de apoyo al fomento de la empresarialidad, que incluyen infraestructura, telecomunicaciones, transporte y energía, todo como cualidades propias de las dinámicas para el desarrollo regional. Es en este proceso de impulso, donde se da un ambiente favorable al ecosistema con la existencia de entidades de apoyo que faciliten la labor, como parques tecnológicos, distritos industriales o zonas francas.

Finalmente, el dominio mercado está bajo la óptica de emprendedores, quienes responden a las expectativas de clientes cada vez más exigentes, capaces de asumir riesgos para ampliar la oferta de productos y servicios, no solo responden con propuestas competitivas, sino en el marco de reglas de juego, que promueven la confianza, la transparencia hacia los mercados internos e internacionales, articulándose en redes, entre organizaciones y emprendedores que apoyan la consolidación del ecosistema.

  • Metodología

Para el desarrollo del presente artículo, se utilizó la revisión sistemática de literatura como herramienta metodológica, con el objetivo de recopilar, sintetizar y analizar la literatura disponible y mejorar la comprensión de la temática y fortalecer un mayor entendimiento de la investigación, para así generar un cuerpo de conocimiento de manera comprensiva sobre la temática particular. Para este caso de estudio, el horizonte temporal de las publicaciones se fijó en un rango entre el año 2005 a 2019, como filtro de selección en la búsqueda documental.

Posteriormente, la técnica de búsqueda consistió en determinar el tipo de publicación y la procedencia de la misma de acuerdo a la relevancia en el tema, por lo que se seleccionaron 30 divulgaciones entre artículos y textos publicados como libros o investigaciones formales de fuentes virtuales y físicas, para luego proceder al análisis e interpretación de la literatura. Finalmente, se llevó a cabo un análisis detallado para interpretar las relaciones existentes entre las variables seleccionadas para el desarrollo de este artículo: Innovación, Competitividad, Emprendimiento de Alto Impacto, Ecosistema Empresarial, con el fin de determinar su grado de integralidad, que permita la generación de conclusiones para luego llegar a un nivel de análisis en los resultados y discusión.

  • Análisis y Discusión

Actualmente el desarrollo de los países y las regiones depende de que en cada una de las etapas se tenga en cuenta la innovación ya que su creación, difusión y aplicación garantizan el crecimiento económico y el bienestar de la sociedad. Sin embargo, es importante que los hacedores de política pública y tomadores de decisiones analicen los potenciales que se tienen en el país o región para que de forma acertada se diseñen diferentes estrategias e instrumentos que fortalezcan la innovación en todo el ciclo productivo con miras a la creación de valor e incremento en la productividad y competitividad.

En este contexto, es fundamental realizar un seguimiento y evaluación a cada uno de los procesos e instrumentos que se aplican y direccionan en torno a la innovación de forma efectiva y con el impacto esperado teniendo en cuenta sus objetivos que pueden ser la adopción, su incremento, la construcción de capacidades, su impacto en la cadena de valor, el rol de la innovación social, la conexión entre innovación e investigación y el fortalecimiento de la relación entre el sector productivo, la academia y el gobierno.

En la innovación cada una de las partes interesadas juega un papel fundamental, donde el estado es clave para corregir las fallas de mercado que se presentan en los procesos de innovación que implican cooperación entre todos los interesados, temas de propiedad intelectual, la rentabilidad social que va más allá de la económica y la mitigación del riesgo, lo cual permitiría un mayor interés por la aplicación de la innovación y percibir de manera directa todos los beneficios que se generan tanto a nivel privado como público tal como lo muestra la economía evolutiva.

En el país se observa que en temas de innovación existen disparidades regionales en la medida que se cuenta con ciudades y departamentos que están realizando una apuesta por generar desarrollo económico y bienestar a través de la innovación como es el caso de Bogotá y Medellín donde se han planteado diversas estrategias para fortalecer las cadenas productivas y los procesos innovadores a través del perfeccionamiento de los procesos productivos, productos y servicios que implica mayor diversidad, exclusividad en la producción y mayor valor agregado haciendo más atractivas las exportaciones con diversidad de mercados y mayores ingresos favoreciendo el crecimiento económico, fortalecimiento del capital humano y la productividad.

Sin embargo, para lograr el fortalecimiento de la innovación y la competitividad en las regiones del país y el sector productivo es fundamental generar un ecosistema de emprendimiento e innovación con una visión integral y sistemática donde se definan los roles de cada una de las partes interesadas de tal manera que se cuenten con lineamientos claros desde el gobierno para promover y fortalecer la innovación, el sector productivo se motive por la innovación como una estrategia para mejorar su competitividad y rentabilidad en la medida que aporta a la sociedad y productividad del país, la academia como productor de ciencia y tecnología como base de la innovación y la sociedad que valora los procesos de innovación como elemento clave del bienestar social y calidad de vida.

Para ello se requiere analizar de forma diferenciada los departamentos y ciudades del país junto con los sectores productivos contando con información relevante para diseñar estrategias e instrumentos basados en la evidencia que permitan analizar las fortalezas y debilidades en el ecosistema de emprendimiento e innovación con el fin de que los mismos puedan generar el impacto esperado, una implementación costo-efectiva y que sea aplicable al entorno donde se requiere mejorar las tendencias de innovación.

Por su parte, los factores determinantes en la sostenibilidad de los emprendimientos, varían dependiendo del contexto, el tipo de empresas, la región geográfica o, el ecosistema de emprendimiento y la coyuntura económica. A pesar de estos aspectos, el emprendimiento se debe cimentar sobre oportunidades claramente identificadas que den cuenta de la necesidad real y el potencial del mercado. Así mismo, los emprendedores deben identificar sectores económicos cuyo ciclo vital este en pleno crecimiento y localizaciones geográficas que presenten expectativas de crecimiento atractivas para garantizar la demanda.

Dado que los emprendimientos en su fase de creación presentan limitaciones estructurales, deben minimizar la exposición a situaciones de riesgo como altos niveles de endeudamiento que se traducen en costos financieros excesivos, así mismo, planear estratégicamente su crecimiento, tanto en la diversificación de la oferta como en la implementación de nuevas unidades estratégicas de negocios.

En Colombia se han adelantado esfuerzos por consolidar un ecosistema de emprendimiento que favorezca la dinámica emprendedora, sin embargo, aún se evidencian deficiencias en algunas de las dimensiones del ecosistema, es el caso de la dimensión de mercados, dado que, la mayoría de los emprendimientos siguen orientados a mercados locales y en la dimensión de servicios debido a que las capacidades instaladas de las nuevas organizaciones insuficientes para atender la demanda por parte de los emprendedores.

En el caso de las entidades de fomento, el desarrollo de las políticas de apoyo al emprendimiento, deben considerar los factores que son determinantes en la sostenibilidad de los emprendimientos para diseñar programas y estrategias efectivas que favorezcan la consolidación del ecosistema y acompañen a los emprendedores en las fases de aceleración, incubación y postincubación.

Para los emprendedores actuales y potenciales, este representa una complicación relevante para puesta en marcha y consolidación de sus empresas, toda vez que la información aquí contenida permite la toma de decisiones en los campos de inversión, financiación, identificación de oportunidades de negocio, constitución de la empresa, conformación del equipo emprendedor y definición del portafolio de productos y servicios.

Conclusiones

Clara esta la relación entre la creación de empresa y el desarrollo integral y económico del estado colombiano; evidentemente, si se aumenta el nivel de emprendimiento en la región, incrementa el número de empleos, por consiguiente, disminuyen los índices de pobreza y se mejoran notablemente los índices de calidad de vida.

Sin embargo, Colombia debe orientarse a trabajar por albergar un ecosistema empresarial saludable que permita que las empresas puedan surgir y crecer, generando empleos y un mayor dinamismo social y económico. Por ello, es importante que los actores involucrados en el ecosistema conozcan los principales obstáculos para la creación de empresas, de tal forma que se puedan proponer políticas que contribuyan a la disminución de las brechas para las Pymes y los empresarios.

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07 July 2022
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