Electra de Sófocles Desde la Poética de Aristóteles

La tragedia definida por Aristóteles y su poética, se rige por la imitación de una acción forzada y completa, con un tipo de amplitud, en un lenguaje enriquecido. Pues separa cada una de las especies en las distintas partes, habla de cómo los personajes actúan y no mediante el relato, sino a través del temor y la compasión que guía o lleva a la catarsis o purgación de afecciones. De tal forma, utilizando las bases brindadas por Aristóteles, en cuanto a la tragedia, se analizará la obra trágica de “Electra” escrita por Sófocles.

Antes que nada, Aristóteles separa la tragedia de la comedia por la forma de imitar, aunque las dos imitan la tragedia imita a los personajes de una forma elevada, para tener un modelo a seguir por cualquier ciudadano del pueblo griego. En cambio, en la comedia los imita de una cruel manera, resaltando lo vil del ser humano.

Enfocándonos en la tragedia analizada, se habla de Electra, quién nombra dicha obra. Nuestra protagonista es hija de Clitemnestra y Agamenón. Quien, al regreso de la guerra de Troya, es asesinado por su esposa con ayuda de su amante Egisto, ya que sacrificó a la hija de ambos, Ifigenia.

Es así como, desde entonces, Electra y su hermana Crisótemis viven con Clitemnestra y su amante Egisto, como empleadas o sirvientas. Una vida lamentable, pues mientras Crisótemis vive arrepentimientos en palacio, a Electra le amarga la existencia, viviendo en constante cólera.

En el otro lado, Orestes, el tercero de los hijos de Clitemnestra y el difunto Agamenón, vuelve acompañado del Ayo, para cumplir la venganza contra su madre que hace tiempo prometió a Electra que vive en espera.

Dicho esto, para lograr el plan ingeniado, se necesita engañar a Clitemnestra. Mientras Electra y Clitemnestra se encuentran en una discusión, como es de habitual, llega el Ayo con las lamentables noticias, pues Orestes ha muerto mientras se encontraba en una carrera de carros, trayendo consigo, la urna que contiene sus cenizas. La madre, gracias a las noticias, entra en una alegría notable, pues sabía que Orestes planeaba una venganza contra ella.

Clitemnestra, ahora se encuentra libre de amenazas y feliz al compartir palacio con su amante Egisto. Sin embargo, Electra, se siente desolada, ya que, con la muerte de Orestes, ahora piensa que la venganza que su hermano prometió para honrar a su amado padre, nunca se llevará a cabo. Es así cuando la hermana Crisótemis, quien había ido a la tumba de Agamenón a dejar una ofrenda, llega con buenas nuevas y le afirma a Electra haber visto un bucle del cabello de Orestes en la misma.

No obstante, Electra, lo desmiente y refuta rápidamente, contando que el Ayo había aparecido en el palacio y anunciaba la muerte del mismo Orestes. La cólera, tristeza y desdicha de Electra prosigue, y en este momento, es cuando el propio Orestes aparece en palacio disfrazado de un extranjero. Entonces, mientras Electra sujeta en sus propias manos la urna con las supuestas cenizas de Orestes, este le confiesa que el extranjero es en realidad su mismo hermano, a quien ya daba por muerto, contando como todo lo que había escuchado, era un plan que se había creado con fin de engañar a Clitemnestra, para poder darles muerte a ella y a su amante Egisto, y cumplir la honra prometida.

De tal modo, la felicidad de Clitemnestra por la supuesta muerte de Orestes queda incompleta y ahora dolorosa, por la muerte, que ahora sabe, recibirá por parte de su propio hijo. Más tarde, Egisto, quien llega eufórico por la noticia de Orestes, se encuentra con otra realidad. Pues Orestes está vivo y está determinado a acabar también con él.

Tomando en cuenta la estructuración de los hechos, Aristóteles propone que el héroe trágico es aquel hombre de carácter elevado, virtuoso, que cae en desgracia como consecuencia de errores cometidos. Estos errores son llamados Hamartía, y por medio de éstos llevan como consecuencia al héroe a cometer la desmesura, la cual denomina Hybris.

Así mismo, es importante nombrar lo que Aristóteles denomina peripecia, “la peripecia es un giro de la acción en un sentido contrario al que venía siguiendo (…) según la verosimilitud o necesidad”, sea cual fuese la acción cometida. De mismo modo, es necesario hablar de lo que destaca como lo cual es el “reconocimiento…es una transición de la ignorancia al conocimiento, llevando consigo un paso del odio a la amistad y de la amistad al odio (…) el más bello reconocimiento es acompañado por peripecia”. El último aspecto que plantea Aristóteles es el hecho patético: “es una acción que destruye o hace sufrir, por ejemplo, las agonías representadas en escena…”.

Con los conceptos anteriores, al analizar la tragedia escogida “Electra”, es notable que ésta es la heroína principal, ya que la tragedia gira alrededor de la misma, y a su vez, es la que desea cometer la venganza en nombre de su padre Agamenón, para salvar el honor de este y el de la familia.

Otro aspecto para analizar, que menciona Aristóteles, es que la tragedia debe basarse de tres partes: principio, medio y fin, siendo en estas dos últimas donde el nudo y el desenlace de la trama acontecen.

Es obligatorio tomar en cuenta el principio el momento primero en el que Orestes y el Ayo son presentados mientras hablan sobre la venganza que deben realizar contra Clitemnestra y Egisto, dando a conocer la trampa tramada.

Así mismo, en la primera parte, conocemos a los demás personajes, quienes son Electra, su hermana Crisótemis, Clitemnestra y Egisto. Con lo que conocemos el carácter de cada uno, Electra sufriendo en cólera, Crisótemis ajena a la tragedia familiar, Clitemnestra y Egisto justifican sus hechos desde el principio, sin remordimientos por su crimen, en una constante pelea con Electra.

Al hablar del nudo, Orestes pone en práctica el plan que en el principio ha mostrado, hace saber en palacio que ha muerto, con el mensajero y sus cenizas como prueba. Dicho hecho es el decisivo, ya que, desencadena las distintas reacciones de Clitemnestra y Electra, aunque ambas piensen en la venganza. Clitemnestra goza de alegría por verse liberada de esta y Electra cae en desgracia por no poder producirse.

El comienzo del nudo ocurre un poco después, con la aparición del propio Orestes en palacio. El encuentro entre los hermanos es una acción esperada en la obra, en la que, al comprobar la desesperación de Electra, Orestes le confiesa su verdadera identidad hasta ese momento oculta tras una apariencia desconocida.

Es aquí cuando, hay un giro, hablando de los estados emocionales de Electra y su madre. Pues la protagonista, al ver que aún puede conseguir la honra hacía su padre con venganza, alcanza su objetivo y se torna feliz, en cambio, la madre oliendo la venganza en manos de su hijo, ahora se encuentra desespera hasta que es asesinada, igual que a Egisto, que matan poco después.

Al volver con otro principio de Aristóteles analizamos que la tragedia debe ser verosímil. Es así como, “Electra”, que se basa en la mitología griega cuya Aristóteles considera verdadera, se concluye que siendo lo que ya ha sucedido claramente posible, resulta totalmente convincente.

Igualmente, menciona que las fábulas tradicionales no deben ser alteradas, y podemos afirmar que así es como Sófocles crea sus obras. Y es que, en la mitología griega, la historia de Electra es a grandes rasgos la que el autor nos traslada. Pues los momentos de la obra deben asumirse con temor y compasión en el espectador, emociones que, consideradas por Aristóteles, son las que una buena tragedia debe producir.

Por el otro lado, se puede ver la peripecia en los sucesos realizados por Electra, Clitemnestra y Egisto, siendo Orestes el que cambia todo. Pues Orestes es uno que está consciente de todo lo que ocurre, en otras palabras, él sabe que existe un engaño, por lo que para él los acontecimientos no cambian bruscamente.

Sin embargo, Electra llega a vivir la peripecia dos veces, pues cuando, mientras ella guarda la esperanza de que su hermano Orestes vuelva y cumpla la venganza se entera de que este ha muerto, cambiando el curso y propósito de su vida por completo, y además cuando Orestes le confiesa que no ha muerto y que es él quien se encuentra frente a ella decidido de asesinar a Clitemnestra.

En esta ocasión, el curso de los acontecimientos cambia por completo, ahora a favor de la protagonista. Igualmente, para Clitemnestra los puntos en que se nota la peripecia son los similares, pero, el resultado de estos es el contrario.

Ya que, mientras Clitemnestra vive bajo con una amenaza de muerte realizada por su propio hijo, la noticia de que ha muerto cambia el curso de su vida favorablemente, sin embargo, cuando descubre que Orestes no ha muerto en realidad, le da la bienvenida a la desgracia con la visión de la muerte cercana en manos de su hijo, así también la de Egisto.

Al hablar de la anagnórisis, tanto para Clitemnestra como para Electra esta ocurre en el mismo momento y por Orestes, que da comienzo al desenlace. Pues, como visto antes, al saber las noticias de Orestes, las dos, pasan de la ignorancia al conocimiento.

Aristóteles, señala que la anagnórisis puede realizarse por varias situaciones o razones, la que se produce por señales, la fabricada por el poeta, la producida por el recuerdo, la que procede de un silogismo, la basada en un paralogismo de los espectadores y, por último, la que resulta de los hechos produciéndose por circunstancias verosímiles.

De tal modo, es fácil afirmar que la tragedia en cuestión, “Electra”, cae en la categoría de las circunstancias verosímiles.

La características existentes y expuestas en el escrito hacen de “Electra” una tragedia que Aristóteles clasifica como compleja, frente a las simples. Y es que, en este tipo de tragedia, el cambio en las acciones va acompañado de peripecia y agnición resultando estas verosímilmente de los hechos, que es como ocurren en la obra.

Las partes cuantitativas de la tragedia, según Aristóteles, son tres. El prólogo, que lo constituye la primera parte de la tragedia, en la que se presenta a Orestes como hijo del asesinado Agamenón por parte de su madre Clitemnestra. Igualmente, se presenta a Electra en plena colera al espectador.

Después procede a la entrada del coro, que es la parte donde se ubica al espectador temporal e históricamente, y que une los hechos del pasado con los que en el presente para explicar lo que está sucediendo.

Por consiguiente, sigue el párodo, que Aristóteles define como cantos a cargo del coro presididos por un flautista, es decir, una parte musical, de canto y baile. En “Electra”, el coro entra durante los lamentos de la protagonista.

Enseguida entran los episodios, y para Aristóteles, los episodios son las partes más importantes de la tragedia, en los que los personajes expresan sus pensamientos o emociones.

Según lo que afirma, el número máximo es de cinco y en ellos debe de haber diálogo entre el coro y los personajes o entre los personajes solamente.

Dentro de la obra trágica analizada, encuentro tres episodios con sus correspondientes tres estásimos.

Por último, el éxodo, donde, como Aristóteles exalta, hay una mezcla de fragmentos líricos y dramáticos. Es aquí donde se aclaran los hechos y se ejecutan los castigos que necesitan ser realizados, esta parte, siempre es anunciada por el corifeo o el coro, que declara la enseñanza moral que deja la tragedia.

En el caso de “Electra”, se evidencia cuando nuestra protagonista sale de palacio para dejar actuar a su hermano, quien mata primero a Clitemnestra, y después a Egisto, cumpliendo la esperada venganza.

Es conveniente afirmar que, la tragedia que describe Aristóteles, debe provocar temor y compasión, las cuales encuentro de manera escaza en la obra trágica pues, el temor puede encontrarse al no saber que va a pasar, si Electra será asesinada o Orestes cumplirá lo prometido, y en cuanto a la compasión, puede encontrarse con el personaje de Electra, pues al principio se cree, con todas las noticias lamentables que se le presentan, que no habrá un acontecimiento que pueda calmar su sufrimiento.

Para concluir, según lo analizado, considero que la obra trágica de “Electra”, escrita por Sófocles, efectivamente cumple con lo que Aristóteles define, necesario para una buena tragedia.

Y concuerdo en los aspectos planteados por el pensador, de anagnórisis, peripecia, etc, puesto que, si se identifican en la obra, pero a mi opinión, la obra de Electra carece de los elementos que considero más importantes de la tragedia, el temor y la compasión.

Pues en lo personal, hubo compasión en algunos momentos, en cuanto a la situación del personaje principal, pero el terror fue escaso y no logró mover mi asombramiento o llevarme a una catarsis exhaustiva.

Bibliografía

  1. Aristóteles. Siglo IV a.c. Poética. Trad. Valentín García Yebra. Madrid 2010: Ediciones Gredos.
  2. Sófocles. Siglo V a.c. Electra. Trad. José Vara Donado. Madrid 1990: Ediciones Cátedra.
30 August 2022
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