Historia de Los Tratados Artísticos Del Renacimiento

Los ideales que defiende el renacimiento giran en torno a las ideas estéticas de número, luz, simetría, belleza. Conceptos y teorías que vienen dadas gracias a un cambio de paradigma dado por el humanismo y el racionalismo, los cuales defienden un cambio de mirada hacia el ser humano, colocando a este como centro del universo y como medida, y al mismo tiempo también una proliferación de las ciencias, como las matemáticas, la óptica… ciencias que ayudaron al estudio de la perspectiva en el arte, y en el caso del empirismo, una corriente que ayudó en el análisis de la naturaleza, para de ella extraer la verdad, haciendo una mímesis (otro concepto importante que ya se venía dando desde el neoplatonismo). Todo esto junto a un triunfo de la secularización y el nacimiento del individualismo. 

Este renacer llevó consigo la necesidad de reformar las reglas de la producción de arte y para eso se recogió mucho de las fuentes del clasicismo que llegaron a esta época. Pues, como dice Gombrich “La idea de renacer estaba íntimamente ligada en el espíritu de los italianos a la de una recuperación de la grandeza de Roma”. Al mismo tiempo, los artistas humanistas de esta época que abarca el siglo XV y el XVI –lo que sería, en el arte, el Quattrocento y el Cinquecentto– fueron prolíficos escritores de tratados; sobre pintura, escultura y arquitectura principalmente. La llegada de la época moderna fija dos vertientes, una teórica y otra histórica. La teórica, es decir, los tratados, se forma con los libros normativos que establecen las normas a seguir, cómo ejecutar un arte o disciplina. Se puede pensar en Alberti, Palladio o Leonardo. 

El objetivo es la belleza a la hora de valorar una obra de arte. Ayudan a los artistas, dándole un punto de apoyo donde estudiar y, de este modo, poder reivindicar su papel social. Esto último tiene que ver con una reestructuración de la visión del universo, y siguiendo la línea, una nueva visión de los ciudadanos, que se encuentra en una sociedad menos jerarquizada y donde puedes mudar de rango, como ya decía Luis Villoro “Son hombres que no sienten determinado su destino por el lugar que ocupan, sino que están empeñados en labrárselo mediante su acción”, o como apuntaba Alfred von Martin: Es la formación de una capa social completamente nueva, de una nueva aristocracia del talento y de la energía activa (que sustituye a la anterior de nacimiento y rango) y que asocia al arte económico el político, pero siendo siempre el momento económico (el burgués) el que, predominando, determina el estilo de aquella vida.

El Quattrocento no se entiende sin Florencia y todos los artistas y tratadistas que brotaron en el seno de su corte. Los tratados surgen de la relación ciencia-arte, y en especial de la noción de ars liberalis, el arte como ciencia. Surge, también, como comentaba antes, de un interés cara la naturaleza y la Antigüedad. Esto se origina en el Trecento con Giotto, culminando este camino en el siglo XVI. El artista pasa de ser un artesano a ser un intelectual. Es en el siglo XV italiano cuando se sustituyen los recetarios típicos del Medievo por obras de mayor contenido teórico. Algunos tratados del Renacimiento italiano son los de Vignola o Alberti. Estos tratados nuevos coexistirán con los tratados antiguos, que pese a la concepción en aquella época de la edad media como la época de decadencia de las artes, también tendrán gran difusión. El nuevo método de representación recoge de la geometría y de las matemáticas. 

Los cuadros y arquitecturas son ventanas a la realidad. Alberti, de esta manera, desenvuelve una teoría científica de las artes basada en reglas derivadas de las ciencias para conseguir una transcripción figurativa de la realidad, tanto en proporciones como en perspectiva. El arte es, para él, un reflejo de la realidad, una prolongación de la naturaleza. En esta nueva concepción influye esta perspectiva científica. De Pictura será una gran sistematización de la técnica pictórica, y en cuanto a este tema, la pintura comienza a preocuparse por las proporciones, ligadas al cuerpo humano y al canon harmónico. Esta harmonía corporal refleja la harmonía cósmica, divina, una noción que remite al Neoplatonismo. De este modo, es en este punto donde interviene la ciencia matemática, que justifica el equilibrio de proporciones. La arquitectura y el urbanismo también se consideran una prolongación del cuerpo humano. Ambas, arquitectura y urbanismo, deben tener unos parámetros compositivos ajustados a la funcionalidad. Esto también es presentado por Alberti o Il Filarete. 

Se convierten, así, en un microcosmos, teniendo sus elementos que reflectir la unidad y harmonía absolutas, y su equilibrio residiría en la symmetria. Alberti es continuador y admirador de la praxis iniciada por el autor de la gran cúpula catedralicia florentina. Este tratado habla, entre otras cosas, de la pirámide visual –sistema de dos o más puntos de fuga– y de la naturaleza, concretamente de cómo concebirla pictóricamente. También habla de la cabeza como medida de todas las cosas, de lo que ya había teorizado Vitrubio. Y también referencias a la maniera de los antiguos. 

Por tanto, las características de la teoría de la pintura que subyacen en este De Pictura como ideas claves para entender su concepción de arte pictórica son: La imitación de la naturaleza, la correcta imitación y la representación de la belleza.

27 April 2022
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