Estética Y Filosofía Del Arte Según El Contexto De Nacimiento De La Estética

Introducción

Julio del Valle: “La dignidad de la imaginación. Alexander Baumgarten y el contexto de nacimiento de la Estética”, Areté. Revista de Filosofía, Vol. XXIII, 2011, pp. 321-2. ‘Imaginemos un atardecer, algo que todos hemos visto. La verdad lógica nos mostrará la generalidad geográfica y meteorológica; nos explicará, estemos donde estemos, las condiciones que permiten la visión de una puesta de sol. No importa dónde estemos ni importa quién sea la persona que esté en ese momento con la vista puesta en el horizonte.

La generalidad del juicio lógico muestra así su alcance, pero también sus límites. Su alcance y fortaleza nos es de sobra conocido (nos permite entender el hecho, el fenómeno, dentro de una cadena causal); su limitación se encuentra, sin embargo, en el frío anonimato. No me dice nada del momento ni de su significado para mí. No tiene por qué hacerlo, pues es una explicación general. En la experiencia estética el naranja, rosado y violeta de los tonos del atardecer limeño, que es aquel que es significativo para mí, es una experiencia personal e intransferible, una que nos acerca sentimental, sensible y racionalmente a aquel pedazo de tierra donde desarrollamos nuestra vida y nuestra sensibilidad. La comprensión que tengo del mundo me permite ubicar el fenómeno, pero esas pinceladas de suaves colores me identifican completamente con algo para mi significativo. Hacen sentir mi pertenencia.

Sigamos con el segundo ejemplo. Dejemos la naturaleza y enfoquemos el arte. Traigamos a la memoria (una cualidad intelectual muy importante para la Estética) un cuadro que probablemente todos hayamos visto, el Guernica de Picasso. La generalidad lógica, abstracta, podrá disertar sobre la guerra y explicar los horrores de la misma. Podrá incluso colocar ejemplos y encontrar casos. Todo ello es válido, pertinente, interesante, necesario para entender. Después de la lectura de una explicación cultural, sociológica o histórica de la guerra, podremos muy probablemente entender algunos resortes básicos para comprender un conflicto o, incluso, de manera optimista, la matriz de todo conflicto. El cuadro de Picasso se nos enfrenta de manera distinta. En el Perú (y en la mayoría de países del mundo) todos hemos visto algo parecido, todos tenemos experiencia cercana de un conflicto armado, y tenemos lúcidos textos explicativos. Concentrémonos ahora, no olvidando ni la explicación ni la experiencia que tenemos todos acumulada, cómo en el cuadro que se ha escogido como referencia el pintor ha limitado su paleta solamente a los tonos negros, grises y blancos; observemos la simplicidad grotesca de las formas, percibamos el movimiento, la angustia y desesperación en los cuerpos. El cuadro de Picasso nos confronta directamente con viejos recuerdos, nos agrede y espanta; nos hace sentir otra vez la brutalidad y el llanto; convoca nuestra misericordia y apela directamente a nuestra sensibilidad para convocar nuevamente en la conciencia aquellos viejos fantasmas; nos convoca a hacer todo lo posible para que algo así no nos vuelva a pasar. La comprensión del fenómeno, estéticamente, es distinta a la de la lógica, pero es también clara. Una distinta claridad. Veo con él, claramente, lo que significa el horror de la guerra.’

Desarrollo

El texto a comentar nos presenta claramente dos casos de experiencias estéticas. La primera se produce en la naturaleza, el sujeto nos transmite como ese atardecer (algo que todos hemos observado) es una experiencia personal e intransferible, ya que le acerca sentimental y racionalmente a ese trozo de tierra donde la vida se desarrolla. No le importa la comprensión del mundo, ya que eso sólo hace que ubique el fenómeno, sin embargo son esas pinceladas de colores las que hacen que todo tenga sentido para él. El segundo caso es algo distinto, ya que sucede con una obra de arte, para ser más concretos el Guernica de Picasso. Es un cuadro el cual explica el bombardeo de Guernica durante la Guerra Civil española, con el fin de atraer la atención del público hacia la causa republicana en plena guerra, datos clave para llegar a comprender el sufrimiento y los horrores de esa época. Se nos muestra como Picasso a través de los colores y formas utilizadas nos adentra en una reflexión sobre la destrucción y el dolor, recurriendo así a nuestra sensibilidad, ahí recae el concepto de esa experiencia.

El significado de ‘experiencia’ abarca a las formas en que nos relacionamos con el mundo que nos rodea a través de sensaciones. El fenómeno de la experiencia estética surge cuando al contemplar dichos objetos estéticos (pinturas, recital de poesía, atardecer, obra teatral…) nace en nosotros un sentimiento de placer y alcanzamos algún tipo de conocimiento. Este placer no surge de la utilidad del objeto, sino de que su forma produce deleite al adentrarnos en este mismo y debería ser disfrutada por cualquier persona, por su parte, John Dewey argumenta que las experiencias de este tipo son las más completas, ricas y elevadas posibles. Otro filósofo a destacar sería M. Heidegger, dicta un diálogo circular entre el sujeto y el objeto (el sujeto habla con la obra y viceversa) para que haya empatía y experiencia estética (Molina Barea, 2019)

Hay que destacar la importancia del punto de vista personal y subjetivo (mostrar nuestra propia opinión) para hacer posible la experiencia estética, este fenómeno depende de la personalidad, gusto, sensibilidad y conocimientos del sujeto. No debemos quedarnos en lo superficial y objetivo del objeto, ya que no llegaríamos a profundizar en su esencia. Esto sirve para no caer en generalidades, como “los desastres de la guerra” o esa “generalidad geográfica y meteorológica”. Hegel argumenta la incapacidad de la conciencia sensible frente a las obras de arte, ya que la esencia del arte va más allá de la percepción sensible. Como dijo Danto, en el arte las experiencias estéticas son impredecibles, es lógico que no afecta del mismo modo a un grupo de personas o incluso a la misma persona en distintas ocasiones, por eso volvemos una y otra vez a la obra de arte, ya que esperamos que nos ayuden a ver algo nuevo en nosotros mismos. Desde mi punto de vista, para tener una respuesta estética hay que dejar de lado tópico (creencias por ejemplo) para entregarse completamente a un objeto.

Por otro lado, conviene hacer hincapié en la dualidad (subjetivo-objetivo) de lo bello. Immanuel Kant describe a la experiencia estética como un placer que se asocia con circunstancias en las que uno juzga que algo es bello. El acuerdo de facultades es la clave de la construcción teórica de la crítica del juicio, se produce un pleno acuerdo entre la imaginación y el entendimiento. Define que los juicios estéticos son a la vez desinteresados, subjetivos y universales, busca como hacer universal lo subjetivo, que ese juicio sea compartido por todo el mundo. (Molina Barea, 2019)

Tanto la naturaleza como la obra de arte nos pueden producir experiencias estéticas, sólo si llegamos a profundizar en ellas. En este caso, la experiencia estética del atardecer sería abarcada por la estética. La estética es aquella rama de la filosofía que se ocupa de analizar y resolver los problemas que surgen a la hora de contemplar un objeto estético. Estudia la definición y los fenómenos relacionados con la belleza, fealdad, teoría del gusto, juicio estético y experiencia estética. La estética se formula por medio de cuestiones típicamente filosóficas. (Molina Barea, 2019)

Desde otro punto de vista, el Guernica de Picasso es englobado por la filosofía del arte. Abarca un campo más limitado que la Estética, porque sólo se ocupa de los conceptos y problemas que surgen en relación con las obras de arte, excluyendo, por ejemplo, la experiencia estética de la naturaleza. Lo que supone comprender la relación que tiene la actividad humana y función de la obra artística.

Como conclusión y desde mi punto de vista, experimenté una experiencia estética en el momento de visitar la Capilla Sixtina, y es una sensación increíblemente satisfactoria. Si solo nos quedamos en la percepción sensible (colores, formas, composición…), tendremos una forma de conocer el arte muy simple, dejaríamos de lado la sustancia del arte perdiendo así verdaderamente su significado. Puede que algún objeto u obra no nos entre por el ojo, pero realmente hay que buscar su trasfondo, ya que aunque nos parezca fea es importante. Gracias a la filosofía entendemos que tenemos que buscar más allá de la apariencia, que la obra de arte es solo un destello de la realidad y que si conectamos con ella podremos desarrollar en nosotros mismos sentimientos, sensaciones y sobre todo conocimientos. El arte y la filosofía son los fundamentos para encontrarse en sí mismo.

Bibliografía

  • MOLINA, BAREA, Mª. C. (20181). Asignatura Filosofía y Estética del Arte. Universidad de Córdoba. Fecha de la clase: febrero.
17 August 2021
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