Guerra entre el Imperio Austríaco y el Imperio Otomano

¿En qué medida la derrota de los ejércitos otomanos a las puertas de viene en 1683 se debió a un mal liderazgo?

A partir del siglo XVI desde en 1529 hasta1683 Viena iba a ser la primordial locación del desafío entre dos culturas, el Imperio Otomano frente al Sacro Imperio Romano dirigido por el Emperador Carlos V ; el Islam contra el Cristianismo; . En 1529 el sultán Solimán I El Magnífico junto a sus tropas otomanas realizaron su primera operación militar contra Viena. Pronto en 1683 el Imperio Otomano nuevamente fijó su objetivo en la ciudad de Viena como primer bastión significativo a asentar y volvía a residir en disposición de prosperar en sus conquistas europeas. Por esta razón se realizar el ensayo en base a la siguiente pregunta ¿En qué medida la derrota de los ejércitos otomanos a las puertas de Viena en 1683 se debió a un mal liderazgo? Para esto se escogió dos fuentes principales de donde se obtendrá información verídica y confiable que se utilizara para realizar en esta investigación histórica .

Como primera fuente está al sitio web 3Viajes, es un blog de viajes que persigue un objetivo muy claro desde sus inicios: inspirar a viajar a través de sus publicaciones. Blog coral durante sus primeros 7 años, en la actualidad está editado por uno de sus fundadores, Manuel Aguilar.

Los artículos publicados en 3Viajes son creados a partir de las experiencias de sus editores, colaboradores y autores invitados, y manifiestan siempre puntos de vista y opiniones personales. También están abiertos a colaboraciones o artículos invitados siempre que cuenten experiencias personales que puedan ser de utilidad para los lectores, y que no lleve n enlaces hacia webs comerciales (de manera no justificada).

La segunda fuente es un editorial llamada Historia Rei Militaris cuyo ámbito inicial es una colección dedicada a la Historiografía Militar su fundación se llevó a cabo después de años de realizar una labor divulgativa respecto a la Historia Militar a través de diversas webs y publicaciones digitales . A las personas que forman HRM ediciones los mueve una pasión por esta disciplina que cristaliza en la elección de títulos y un precio competitivo. Respecto al primer aspecto, publican principalmente libros cuya temática haya sido poco o nada tratadas en nuestro idioma pero que despierten un particular interés. Respecto al segundo, ofrecen textos muy trabajados y rigurosos con una correcta extensión, ilustrados con todos los mapas necesarios para seguir la narración, y con las fotos y las imágenes que permitan un mejor seguimiento del texto.

Su intención es triple: por un lado cubre unas lagunas temáticas en la historiografía en nuestro idioma, por otro promociona autores hispano-hablantes de esta disciplina, que siempre han estado en clara desventaja ante escritores anglo o francoparlantes en la elección de títulos de grandes editoriales. Por último, y este es el objetivo más ambicioso, es ayudar con su aportación a crear un elenco de historiadores que haga consolidar la Historia Militar como manifestación cultural, en sus diversos aspectos ya sea académico, divulgativo, multidisciplinar, entre otros y con capacidad para competir en igualdad de condiciones con demás páginas de igual contenido.

A partir del siglo XVI -y durante más de doscientos años-, dos imperios poderosos chocarían en Centroeuropa por el control del Danubio: el Imperio austríaco de los Habsburgo y el Imperio Otomano. Viena resultó ser uno de los principales escenarios del pulso entre estos dos titanes, y sufrió en dos ocasiones el asedio del ejército turco. Su casco urbano quedaría marcado para siempre.

El Sitio de Viena, en 1529, fue el primer intento del Imperio Otomano de capturar la ciudad de Viena, y con ello avanzar en pos de la conquista de la Europa Occidental. La marcha estuvo liderada por el Sultán Sulimán I el Magnífico, que venía de conquistar Hungría (batalla de Mohács, en 1526) y de expandir el imperio turco a su máxima expresión.A pesar de contar con una fuerza de entre 120.000 a 300.000 hombres, ya la marcha a la capital austríaca fue muy dificultosa para las fuerzas de Sulimán I, debido a la dura climatología que les acompañó desde el inicio de la campaña, el 10 de Mayo de 1529, hasta su arribada a las murallas de Viena, a finales de Septiembre.

La plaza contaba con pocos defensores, no más de 10.000, pero en vistas a lo que se avecinaba los soldados de los Habsburgo, bajo las órdenes expertas de Niklas Graf Salm, de 70 años, reforzaron las murallas y levantaron nuevos bastiones y rampas allá donde fue necesario. Después de un mes de sitio y sin haber podido dinamitar las murallas ni adentrarse en la ciudad tras numerosos asaltos, Sulimán I tuvo que tomar la determinación de retirarse, ya que el sitio se preveía muy largo y el duro invierno que se avecinaba no iba a ser muy soportable para unas tropas debilitadas y desmoralizadas. De todas formas, la retirada fue penosa debido a un invierno adelantado y especialmente duro, y a las dificultades que encontraron los otomanos en todo el camino de vuelta a Constantinopla.

Esta y sucesivas campañas militares demostraron que Viena estaba situada en el límite de distancia que podía manejar la capacidad logística del imperio otomano. De todas formas, el primer sitio de Viena no fue del todo desastroso, ya que Sulimán I afianzó su control del sur de Hungría e infringió tanto daño al resto de tierras austríacas por las que pasó que el rey Fernando I no pudo contrarrestar la osadía musulmana con un contraataque.

A finales del siglo XVII, el Imperio Otomano volvía a estar en disposición de avanzar en sus conquistas europeas, y de nuevo fijó su mirada en la ciudad de Viena como primer bastión importante a poseer. La captura de la ciudad de Viena hacía tiempo que era un objetivo estratégico para el Imperio Otomano, debido a su situación geopolítica privilegiada: Viena gestionaba las rutas comerciales de Centroeuropa y dominaba la navegación por el Danubio.

Hacía más de 100 años (1529) que había fracasado el primer asedio turco a Viena, por lo que esta vez el Imperio Otomano se preparó a conciencia para el nuevo asalto. Estos preparativos incluyeron el reclutamiento de un ejército de 138.000 hombres así como la reparación y construcción de nuevas carreteras y puentes para movilizarlo desde los Balcanes a Austria, y la creación de nuevos centros logísticos con los que abastecer al ejército de cañones y pólvora durante la nueva campaña.

En el ámbito político, el Imperio Otomano había estado ayudando militarmente a las facciones húngaras que querían liberarse del yugo de los Habsburgo, así como a los sectores protestantes que se veían amenazados por el catolicismo militante de Roma y Austria. En 1681, estas fuerzas húngaras, lideradas por Imre Tököly, fueron reforzadas significativamente por Constantinopla, que reconoció a Imre como rey de “la alta Hungría” (incluía el este de Eslovaquia y partes del noreste de Hungría), que había sido arrebatada años atrás a Austria. Este apoyo otomano incluía la promesa de entregar “el reino de Viena” a los húngaros si éstos les ayudaban en su conquista.

Durante el siguiente año, las tropas de Imre Tököly se dedicaron a hostigar a las tropas austríacas en la frontera, y varias incursiones de éstas en Hungría sirvieron como excusa a Constantinopla para mobilizar todo su ejército, al mando del Gran Visir Kara Mustafa Pasha. La declaración de guerra que siguió no dejaba dudas del futuro de Viena en caso de que cayera en manos turcas: Mehmed IV, Sultán del Imperio Otomano, escribió esta misiva a Leopoldo I, emperador austríaco: “Primeramente, le ordenamos que nos aguarde en su residencia de la ciudad de Viena donde procederemos a su decapitación. Le exterminaremos a Vd. y a sus seguidores… Niños y adultos, todos serán expuestos a las torturas más atroces antes de darles fin de la manera más ignominiosa imaginable…”

El 7 de Julio de 1683, 40.000 soldados tátaros a las órdenes del Gran Visir Pasha llegaron a 40 km de Viena. Doblaban en número a los defensores, y consiguieron que Leopoldo I y 80.000 vieneses huyeran de Viena y se refugiaran en Linz. En aquella época Viena no era para los Habsburgo lo que fue Constantinopla para el último emperador bizantino en 1453. La caída de Viena no habría significado el fin del Imperio, y por ello Leopoldo I decidió retirarse con la corte a Passau durante el transcurso de la contienda. Aunque Kara Mustafa hubiera conseguido ensamblar un ejército de 200.000 hombres, sus líneas de comunicación estaban tan estiradas que aunque hubiera tomado Viena no le hubiera sido posible avanzar más hacia el interior de Austria.

El grueso del ejército turco arribó a Viena finalmente el 14 de Julio de 1683, donde le esperaban 11.000 soldados y 5.000 civiles austríacos que no quisieron capitular. Los vieneses habían demolido las casas que circundaban el exterior de las murallas de la ciudad abriendo una gran planicie que dejaría expuestos a los turcos en sus ataques. Kara Mustafa Pasha superó ese obstáculo ordenando a sus fuerzas que cavaran zanjas y trincheras en ese espacio alrededor de la ciudad.

Los 300 cañones otomanos estaban anticuados y no castigaban en exceso las murallas de Viena, así que los otomanos cambiaron de planes y se dedicaron a excavar túneles bajo las mismas con el objetivo de dinamitarlas y debilitar paulatinamente su estructura. En este punto, los turcos tenían básicamente dos opciones para conquistar la ciudad: tomarla al asalto o sitiarla durante meses. La primera opción era un éxito casi seguro, ya que superaban a los defensores en número de 20 a 1. Decidieron la segunda opción para minimizar las bajas y tomar la ciudad intacta, a costa de dar más tiempo a Leopoldo I para reaccionar ante la marcha de los acontecimientos.

El 6 de Septiembre, el ejército polaco atravesó el Danubio por Talln, a 30 km al noroeste de Viena, y se unió a las fuerzas imperiales y al resto de tropas adicionales procedentes de Sajonia, Bavaria, Baden, Franconia y Suabia que habían acudido a la llamada del papa Inocencio XI para coaligarse contra el Imperio Otomano.

El ejército multinacional centroeuropeo se organizó bajo el mando indiscutible del polaco Juan III Sobieski y su caballería pesada, fuertemente motivado pues para ellos se trataba de defender la cristiandad. Kara Mustafa Pasha no consiguió cohesionar con tanta fuerza su propio ejército, también plurinacional, ya que las disensiones internas afloraron enseguida y fallaron entre otros el Khan de Crimea, que se sintió agraviado en varias ocasiones y no empleó sus 30.000 jinetes a fondo en la contienda, así como los aliados balaquianos y moldavos, que luchaban contra su voluntad como pueblo oprimido por Constantinopla.

Los otomanos ya habían comenzado el asalto en masa a Viena cuando la infantería polaca les atacó por el flanco derecho, pero lejos de desviarse de su objetivo, las fuerzas de relevo turcas siguieron entrando en la ciudad. Después de 12 horas de lucha, la caballería pesada de Sobieski, unos 20.000 jinetes que habían estado observando la batalla desde lo alto de la colina de Kahlenberg (el otro nombre conque se conoce la batalla), se abalanzó a la carga de madrugada sobre el grueso del ejército otomano acampado frente a las murallas.

El ataque estuvo liderado por el propio Sobieski, al frente de 3.000 lanceros húsares polacos. Esta carga rompió las líneas turcas, que ya estaban agotadas de por sí tras luchar sin cuartel durante horas. Además, los restos de la guarnición defensora de Viena se lanzaron al asalto junto a sus compañeros polacos. En menos de 3 horas, las fuerzas cristianas habían ganado la batalla y salvado Viena de la captura, mientras que los restos del ejército otomano huyeron hacia el sur y este. Tras el final de la batalla, Juan III Sobieski se dice que parafraseó a Julio César diciendo: “veni, vidi, Deus vicit” – “Llegué, ví, y Dios conquistó”.

24 May 2022
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