Historia De Islam: Edad Media

 Introducción

En primer lugar debemos mencionar a Al-Mawardi quien establece que el único poder legítimo es la figura de un único califa, sin importar donde se encontrara geográficamente. Señala la importancia de proteger a los musulmanes y la ley islámica, por lo que también afirma que el proteger la administración y la actividad total del Estado provoca que, muchas veces deba alejarse de la ley sagrada: la elección del califa, en este sentido, debe realizarse en base a las cualidades morales e intelectuales. 

Un argumento utilizado para validar el poder de los sultanes sobre el poder espiritual. Otros autores, como Ibn Jama’a, añaden incluso que, la figura del líder debe cumplir con la función de establecer y conservar el orden: los grupos como Sunitas y los Chiitas provocaban todo lo contrario. Por lo que avalan que es preferible un sultán tirano, en vez de una anarquía. Otros autores basándose en las ideas del propio Platón, dictarán su deseo de la formación del Estado ideal, y atribuyen al gobierno islámico esta título. 

Y establecen, como Al-Farabi, que esta propuesta sólo será efectiva en un Estado donde el rol de poder religioso y político, sean ocupados por una misma persona. Analizando la postura de Ibn Rushd, podemos entrever aquel pensamiento en donde se afirma que la existencia de una persona capaz de soportar ambos poderes en conjunto. Sin embargo, distingue que es poco probable que esto suceda porque la concentración de todas las capacidades ideales en una misma persona es un hecho remoto y extraño. 

Por lo que concluir que los filósofos deben cumplir el rol de “guardianes e intérpretes del contenido verdadero de la sharía”, como sucesores del Profeta. “La capacidad de guía religiosa y conocimiento práctico de la ley, capacidad de conducir una guerra y conocimiento teorético de la verdad, deben ser asumidas por (al menos) otra persona diferente a la del califa pero que a su vez participe del oficio del califato” (Hernández Godoy 2008, 18). Y finalmente, Ibin Khaldum, influido por Maquiavelo, utiliza el concepto de asabiyya, que esta unión en una comunidad por parentesco de sangre o el conjunto de vínculos, compartir y seguir una misma idea. En este caso, el Islam. 

Desarrollo

 El Profeta Mahoma y el inicio de las ideas políticas islámicas. No existe una fecha exacta para determinar cuando nació Muhammad Ibn Abd Allah, también conocido como Mahoma, aunque se conoce que nació en el año 570 en la Meca. A su vez, podemos afirmar que perteneció al clan de los Banü Häsim de la tribu Quarays y se convirtió en huérfano desde muy pequeño, un hecho que marcaría su vida y provocaría que se encontrará bajo el cuidado de diferentes familiares durante su infancia y adolescencia. 

Su situación económica siempre fue empobrecida hasta su primer matrimonio con una mujer llamada Jadíya, quien poseía mucho dinero. Su vida bajo el rol de creyente fiel al culto de sus antepasados permitió que, al desarrollarse bajo la oración, la meditación ocupara un rol importante en su vida. Justamente fue durante un momento de soledad y silencio, en el monte Hira, cerca de la Meca, donde tuvo su primera revelación con el Ángel Gabriel. Y gracias a su carisma, poco tiempo después, convirtió a la mayoría de sus familiares próximos a esta nueva creencia. 

Para el año 613, Mahoma comienza a predicar el Islam en base a la fe en Allah como el único creador, y rechaza a cualquier otro tipo de dioses y espera el castigo divino. Luego sus sucesores establecerán finalmente los cinco pilares del Islam: Alá es el único Dios, Mahoma es el único profeta; el camino a la Meca; el pago de limosnas; ayuno en el Ramadán y la oración de la fe enfrente a la Meca y profesión de fe. 

Y a su vez, el Islam establece que Mahoma es el último gran profeta guiado por Dios, a quien brinda la mayor revelación de la Ley Eterna. Por lo tanto, esta religión acepta la creencia en otros profetas como Adán, quien fue el primero de ellos, Noé, Abraham, Moisés, David, Salomón y Jesús. Asimismo, la predicación de Mahoma genera una gran polémica debido a su rechazo a otras creencias que provoca que ciertos grupos, principalmente de los sectores más importantes económicamente, decidan enfrentar al profeta, ya que su influencia política crecía cada día más. 

Por lo que decide, poco tiempo después de la muerte de su esposa y su tío, quien ocupó el lugar de su protector, dirigirse hacia Medina: de esta manera inicia el conocido Calendario Musulmán. La migración hacia Medina provoca que el Islam comience a expandirse aún más y que la consolidación de Mahoma como la principal figura religiosa y política comience a consagrarse en una misma persona: “la unificación del principio rector espiritual, es decir, el monoteísmo, y de su representación en la sociedad humana, a través de una soberanía teocrática”.

 No obstante, debemos tener en cuenta que el Corán no establece quien debe o qué tipo de autoridad debe gobernar en la Comunidad islámica. Este será uno de los mayores conflictos, y a su vez, aportes de los musulmanes a la campo político, que luego mencionaremos con mayor detalle. A pesar de que el profeta ocupaba su lugar correspondiente, los nuevos islámicos debieron enfrentarse a una difícil adaptación a aquella vida en Medina, donde convivían con otras comunidades. 

Por esta misma razón, hubo ciertos enfrentamientos entre los diferentes grupos, los cuales fueron defendidos por Mahoma bajo la razón que el oponerse a la religión islámica era un mayor pecado que cualquier otro tipo de guerra. Por lo tanto, cuando los musulmanes y los quarysies de la Meca se enfrentaron, como consecuencia de saqueos en los caminos comerciales por parte de los primeros, Mahoma no dudará en apoyar a sus seguidores y de esta manera iniciar la conocida Guerra Santa. Morirá continuando con este tipo de peregrinación y lucha, argumentando que el Islam debe cumplir con la yihad, la obligación o el llamado de expandir el Islam en el territorio de los no creyentes. 

En la actualidad, hay diversas concepciones de este concepto como fanáticos o yihadistas; y también como un seguimiento introspectivo, de intentar difundir la palabra de Alá. Debemos destacar que el rol de Mahoma como líder religioso y político no corresponde a lo que conocemos como Cesaropapismo (aquel concepto que hace referencia al “deseo de los Césares de ejercer las funciones religiosas dentro de la Iglesia Católica” (Medrano), especialmente aquella característica propia de este fenómeno en donde el gobernante impone al pueblo la creencia a la que deben adherir, y es este mismo líder quien define el dogma de la misma. 

En este caso, Mahoma crea una nueva religión, e impone y define su dogma; sin embargo, no es correcto afirmar que es un caso de Cesaropapismo debido a que es, según el profeta, la propia voluntad de Allah quien establece que la figura de guía islámico debe ser ejercida por una misma persona, cumpliendo con los diferentes roles que esta posición implica. Por esto mismo, no es el hombre quien decide o tiene el derecho de hacerlo, solo Allah, Dios. No obstante, nuevamente, debemos resaltar que este tipo de intencionalidades cesaropapistas, similares a las ocurridas en la concepción cristiana, también sucederán en el Islam, pero más adelante nos adentraremos en esta pequeña relación o roce. 

Los cuatro califas. Tras la muerte del profeta, la comunidad islámica debió enfrentarse a un gran problema que continúa en la actualidad: Mahoma fallece sin determinar quién sería su heredero. Debido a lo cual será seleccionado por los sectores enriquecidos de la umma uno de sus primeros discípulos, Abu-Bakr as-Siddiq, quién adquiere el título de califa, es decir sucesor. Poco tiempo después, muere y uno de los suegros de Mahoma lo sucede: Umar Ibn al-Khattab.

Tras 10 años de poder, en tercer lugar, asciende Uthmann ibn Affan, quién continúa la expansión política de su antecesor y consolida la versión final y definitiva del Corán, es decir, “una summa teológica que expone el dogma, un código jurídico y social, un tratado de moral y un manual de vida cotidiana”. Finalmente, Alí ibn Abi-Talib, quien era primo y yerno de Mahoma, adopta la figura del califa. Estos hombres se los conoce como los Califas Bien Guiados. 

Fueron autoridades altamente respetadas en sus correspondientes liderazgos, y serán la base inicial para el campo político de la región. Durante el tercer califato, el califa es asesinado por favorecer los intereses de su clan, los omeyas. Sin embargo, con la llegada del cuarto califato, este último es acusado de haber conspirado en la muerte del anterior para consagrarse con el poder. Por ello, se decide que el gobernador de Damasco, Muawiya ibn Abi-Sufyan sea quien decida el veredicto y otorgue justicia: responsabiliza a Alí ibn Abi-Talib, y como consecuencia es asesinado y su sucesor será Muawiya. Como consecuencia de este conflicto, el Islam se subdividirá en tres grupos que continúan vigentes en la actualidad. 

El primero de ellos se los conoce como Sunnitas, o suníes, quienes consideran que no es necesario pertenecer a la familia directa del profeta y, por lo contrario, simplemente debe pertenecer a la misma tribu que Mahoma, los Quarays. Muawiya, el nuevo califa, cumplía con esta condición por lo que su poder fue aceptado por este grupo. Su doctrina se basa en la tradición y el consenso, por esta misma razón no reúnen la figura religiosa y política en una misma persona: el poder religioso no se concentra en una persona, por lo contrario, esta esfera debe ser interpretada a partir del Corán y las leyes islámicas que deben contar con una interpretación de teólogos y juristas.

 A diferencia del segundo grupo que mencionaremos luego, los Sunitas consideran que todo musulmán es capaz de interpretar el Libro revelado sin ningún tipo de preparación o jerarquía religiosa. Hoy en día, este grupo es quien más predominancia posee desde Medio Oriente hasta África. Por otro lado, los Chiitas son el grupo que conforma la minoría y consideran que el rol de líder debe ser ocupado por un descendiente de Mahoma, por ello consideran que el legítimo califa era Abi-Talib. 

Su muerte simboliza un hecho trágico y sagrado para este grupo. Jamás reconocerán la Dinastía osmanlí u otomano y reconocerán el Imananto, una nación del tipo teocrático liderado por un imán, quien se define como descendiente del profeta Mahoma. Por último, los Jarayíes quienes rechazaron la imposición de Muawiya ya que consideraban que, cualquier fiel con las cualidades necesarias era capaz de ocupar el rol del califa. Su pensamiento era tal debido a que la mayoría de ellos provenían de los sectores empobrecidos, por lo que su objetivo era un poder más igualitario. 

En la actualidad, son el grupo con menor predominio. Los tres grupos iniciaran un enfrentamiento sin fin en búsqueda de establecer quién debería ser el verdadero guía de la umma, este problema surge debido a que en el Corán no se menciona que tipo de autoridad debe asumir el guía. Por ello, diferentes pensadores buscaran resolver esta problemática estudiando y analizando las lecturas sagradas. La existencia de dos esferas de poder, en donde, como también podemos observar en el pensamiento cristiano, se reconoce una conexión entre lo terrenal y lo religioso. 

Cuando el primero de ellos no se cumple, podría significar el incumplimiento del segundo. Como plantea el autor San Agustín y relaciona al cristianismo, bajo influencias de Cicerón y Platón, una república no sería buena, si no cumple con el aspecto religioso. Por lo tanto, este será la mayor confusión y temática que buscarán resolver los siguientes filósofos islámicos, pero sin considerar que finalmente, desde un punto de vista histórico, quien obtendrá la victoria será la fuerza temporal. Los filósofos islámicos: las dos esferas de poder.

 Tal como afirma el autor Jesús Hernández Godoy en su obra “Génesis del pensamiento político musulmán”, el Islam es una religión que se relaciona profundamente con el aspecto político, principalmente porque una de las bases de esta creencia es la yihad, aquella obligación que poseen los musulmanes relacionada a la continua Guerra Santa, con el fin de difundir la palabra de Allah. Esto provoca que la lucha de la comunidad islámica precise del ámbito político para lograr su objetivo. 

Por eso mismo, este grupo es liderado por la figura del califa, quien en base a las revelaciones de Mahoma en el Corán, deberá defender a la umma. No obstante, el enfrentamiento entre el poder político y religioso fue un hecho inevitable y, tampoco era una novedad en la época, ya que simultáneamente comenzaba a desarrollarse la Querella de las Investiduras. Las divisiones entre los musulmanes en relación con este conflicto influyeron gravemente, incluso en su capacidad de dominio. Se convirtieron en expertos ante la continua expansión y luchas con otros pueblos.

 Podemos observarlo en su ejercicio de poder sobre la actual Arabia, Norte de África y gran parte de España y Portugal. Sin embargo, los problemas internos respecto a quien le correspondía gobernar fue un cuestionamiento que fue más allá. Las ideas políticas desarrolladas por los diferentes autores nos permiten observar las diversas posturas y visiones. El impacto que tendrá estas ideas sobre el desarrollo los califatos nos permitirán entender el rápido crecimiento de estos en las regiones mencionadas.

 Inicialmente debemos resaltar el califato omeya, el cual fue fundado por Muawiya, aquel califa proveniente de Damasco, el año 663. Se caracterizo por ser el califato de mayor extensión, a pesar de qué debió enfrentar diversas revueltas y rebeliones, como resultado de la fragmentación en la religión. En el año 750 cae y el califato se divide: Abderramán fundará el Emir de Córdoba, que luego se convertirá en el Califato de Córdoba. Destacó por su importancia política, cultural y religiosa ante sus enfrentamientos con el cristianismo limítrofe.

 Le otorgo a la región aquella organización que le hacía falta. Y por otro lado, en el oriente, desde África hasta Medio Oriente, se establecerá el califato Abasida, el cual fue fundado por el tío del profeta. Por este último, el grupo chiita se consolida en la zona y muchos apoyan la idea del Imananto. Finalmente, el Imperio otomano será el gran heredero de esta civilización. Pero para lograr esto, los diversos autores nos permitirán conocer cómo la comunidad musulmana organizo su estructura y determinaron quienes y como fueron sus líderes. 

La importancia del Islam en la Edad media. El surgimiento de esta nueva religión fue fundamental ante la desorganización e inestabilidad de la región; y a su vez, su expansionismo fue favorecido gracias el debilitamiento de los imperios bizantino y persa. Esta religión fue mucho más que una creencia y afirmaciones reveladas por el profeta: el poder político y militar ejercido en los diferentes territorios conquistados, quienes poseían conocimientos respecto a las estrategias ofensivas de expansión, provocó que se estableciera el orden y claridad que la población precisaba. 

Esta es la herencia más importante del Islam, y por lo que los musulmanes medievales, defendiendo la palabra de Allah, enfrentaron a los cristianos, y a todo quien fuera en contra de ella. Tal como Mahoma había dictado cuando sus seguidores atacaban a los Quarays en los caminos, los creyentes se expandieron, estableciendo el orden. El Islam sucedió una serie de sistemas políticos, religiosos, militares, incluso fiscales. El aspecto político y religioso, y el conflicto entre ambos, será detallado por los propios filósofos, historiadores y teólogos musulmanes que mencionamos. 

Pero respecto al sistema fiscal, tal como la base de la creencia dicta, es una obligación establecida por Alá, el pago de impuestos es esencial y existían una variedad de ellos, como el pago de tierras o albaquías (multas). Incluso poseían especies de oficinas relacionadas con las relaciones externas e instituciones ocupadas por militares y jueces, quienes aplicaban justicia. 

Conclusión

 La herencia islámica, al igual que la herencia cristiana, es un hecho verídico y comprobado: la religión musulmana es una de las creencias más importantes en la historia de la humanidad, no sólo por su rápido crecimiento; sino que debido principalmente, al gran impacto que ha generado en la consolidación del poder religioso y el poder temporal. Europa cristiana, en la Edad Media, resaltó ante la conocida Querella de las Investiduras, y los diversos enfrentamientos entre ambas esferas. 

Las diferencias entre los liderazgos lograron dividir a la sociedad de la época, incluso hasta la actualidad. Por ello mismo, decidí analizar el Islam y visualizar aquel impacto que esta ha tenido en el ámbito político en la época de su surgimiento. La desorganización y el conflicto constante en Arabia desaparece tras el surgimiento: la población vivía en un constante desestabilización y desorden, no existía una única poder que pudiera dirigirlos, desde lo religioso, lo político, incluso lo militar y económico. 

El Islam cambio la forma de vida de toda esta región, otorgándole aquel deseado equilibrio y estabilidad, permitiendo que su ejercicio de poder se extendiera a otros continentes. Pero desearía distinguir que los conflictos internos entre los diferentes grupos y la determinación del líder islámico fueron una problemática mayor, la cual modifico el funcionamiento y organización interno de esta comunidad. 

Y a su vez, añadir que la extensión del Islam demostró su alcance e influencia, pero la decadencia y la pérdida de poder de sí fue lo suficiente para limitarla hoy en día, en ciertos territorios de Oriente y minorizarse en Occidente. Hoy en día, podríamos afirmar que el poder religioso fue derrotado por el poder temporal, cuando el expresidente turco Mustafa Kemal Attatürk, en 1924, anuló el último califa. Sin embargo, la importancia del Islam y la continuada Guerra Sagrada no han desaparecido, por lo contrario, no ha dejado de crecer paulatinamente.  

29 April 2021
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