Historia Del Islam Y Su Nueva Realidad

Introducción

Actualmente el mundo se encuentra inmerso en una situación conflictiva que destacados analistas internacionales no previeron, ya que visualizaron en el fin de la guerra fría, no solo el fin de un largo período de conflicto, sino también, el comienzo de una etapa de “No Guerra”, de imperio de la paz, tal cual lo describe Francis Fukuyama al expresar “… El final de la historia como tal: es el punto final de la evolución ideológica del género humano y la universalización de la democracia liberal occidental como forma de gobierno definitivo…” Como contrapartida, el final de la guerra fría trajo consigo dos nuevos conceptos, el de política global, Multipolar y Multicivilizacional.

Al decir de Samuel P. Huntington “… Un eje fundamental del mundo de postguerra fría es la interacción del poder y la cultura occidental con el poder y la cultura de las civilizaciones no occidentales…” En ese contrapeso de poder entre Oriente y Occidente, viejas civilizaciones como el mundo Islámico, han resurgido, en el marco de una destacada explosión demográfica.

Desarrollo

Como parte de esta nueva realidad, resurge en la década del 90 la aplicación de medidas extremas por parte de actores radicales, que más allá de la legitimidad o no, ha producido en el mundo un estado de inseguridad generalizada, donde la vida humana tiene un escaso valor relativo. Esa nueva forma de conducir el conflicto ha sido definida (por occidente) como Terrorismo. Terrorismo… ¿Es un nuevo fenómeno bélico? ¿Es una táctica de combate, surgida de las asimetrías de los oponentes?

La violencia, ejercida como corolario del enfrentamiento entre concepciones políticas, ideológicas y/o religiosas no es nueva, ya que, a lo largo de la historia, se ha ejecutado en sus más variadas formas, enmarcada en parámetros que hoy podríamos definir como terrorismo, pero que obviamente no sería correcto juzgar con la visión y perspectiva de nuestro tiempo. El terrorismo se ha transformado a nivel mundial, en una vía abierta a todo acto violento, aplicado sin reserva o impedimento moral alguno. No es, una práctica aislada, reciente y desorganizada, sino, planificada y deseada, para la concreción de fines políticos, económicos, sociales, religiosos y/o culturales.

La humanidad ha tenido progresos significativos en todos aquellos aspectos vinculados a la protección de los derechos humanos, incluso en la guerra, lo que ha generado que hoy los actos de violencia/fuerza solo puedan ser ejercidos bajo el concepto de legítima defensa (desde el nivel individual al estatal). Enmarcados en esos conceptos, se ha determinado que tales actos, ejercidos desde una perspectiva terrorista, sean entendidos como una amenaza real a los individuos y organizaciones.

La población mundial se ve diariamente afectada (directa o indirectamente), por actos producto de este creciente flagelo, que se ha constituido como una de las formas de violencia más difíciles de contener, debido a que su acción se extiende más allá de las regiones de conflicto propiamente dichas. Ese día letal para el orgullo de la potencia mundial, amenazante para otras naciones y fatídico para miles de inocentes, no solo fue el punto de partida de una guerra mundial abierta y declarada contra el terrorismo, sino también el comienzo de un rápido y constante avance del terrorismo a nivel mundial, en particular, del Extremismo Islámico.

Pese a las múltiples discusiones e interpretaciones filosóficas, ideológicas, religiosas o políticas, acerca del origen del terrorismo, no quedan dudas de que el 11 de setiembre de 2001, significó un punto de inflexión en este tipo de conflicto, no solo para EE. UU., sino para el mundo, cuya estabilidad se vio amenazada y sus vulnerabilidades expuestas.

Fue tal el impacto de dicha acción, que aún hoy y después de la muerte de importantes líderes del Extremismo Islámico, como Osama Bin Laden (Líder del Movimiento Extremista Islámico, AL QAEDA) o Abu Bakr al Bagdadi (Líder del Estado Islámico/ISIS), se siguen aplicando medidas extremas de control en todo los ámbitos, tendientes a evitar y/o minimizar el impacto negativo de dichas acciones.

No obstante, es importante destacar que aproximadamente 1.800 millones de personas en el mundo, profesan el Islam como religión, siendo inaceptable la idea preconcebida de que “Todo terrorista es musulmán o que todo musulmán es terrorista”. Al igual que en muchas religiones en el mundo, existen aquellos que interpretan, manejan y adecuan la realidad acorde a sus ideas, concepciones e intereses, disfrazando estas interpretaciones bajo el mandato de la fe y la obligación divina.

Tal tipo de interpretaciones, son las que finalmente contribuyen a la radicalización de diversos seguidores del Islam, porque tal cual lo expreso Mateo Reverter Estévez, “Terrorista no se nace, se hace”. El extremismo islámico ha generado a través de múltiples acciones terroristas, un gran número de bajas civiles y de Fuerzas de Seguridad, en diversos lugares del planeta, incluida América del Sur.

Conclusión

En la región, el crecimiento del Islam no ha sido tan significativo como en otras partes del mundo, no obstante ello y que no puede establecerse un vínculo directo entre este hecho y el accionar del extremismo, es importante su análisis, para determinar la existencia o no de posibles vínculos o influencias de estos, con la región, lo cual representa una necesidad estratégica, que permitirá adoptar medidas para prever, evitar y/o minimizar las consecuencias negativas del Terrorismo Islámico en la región.  

22 Jun 2021
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