La Figura De Un Juez En La Sociedad

Introducción

La labor de los jueces y magistrados, como administradores de la justicia y servidores del interés general, adquiere suma importancia para el progreso ético de la sociedad. Ya desde antiguo, la figura del juez ha sido receptora de proverbial respeto. La responsabilidad del juez, junto con la imparcialidad, aparecen como notas características de una cultura judicial europea que se remonta a los orígenes de la cultura política y jurídica de Occidente, Grecia y Roma.

Desarrollo

En la antigua Grecia, la figura del juez fue objeto de reflexiones deontológicas constantes, siendo la literatura griega gran reflejo de ello. Homero, quien fue considerado como maestro y guía espiritual del pueblo, refleja en sus poemas la existencia de dos elementos imprescindibles para lograr una vida digna en la polis: la justicia, como virtud fundamental; y las leyes, como guía de la vida humana. Especial énfasis se puso en la importancia de la rectitud e imparcialidad de los jueces. 

Así, por ejemplo, en la Grecia clásica se hizo hincapié en que no aceptaran regalos, lo cual incluso se plasmó de forma gráfica al representar a la justicia manca. Platón, en su célebre diálogo ‘Las Leyes’, exige que los jueces que acepten regalos, tanto para hacer como para corromper la justicia, reciban pena de muerte. En Roma tampoco faltaron las referencias a la necesaria probidad de los que ejercían los cargos de jueces y magistrados. Así, Ulpiano, en el Libro I de las Instituciones.

Señala que ‘Conviene que el que ha de dedicarse al derecho conozca de primero de dónde proviene la palabra ius. Llamase así, de justicia, porque, según lo define elegantemente Celso, el derecho es el arte de lo bueno y de lo equitativo. Por esta razón, algunos nos llaman sacerdotes, pues cultivamos la justicia, profesamos el conocimiento de lo bueno y de lo equitativo, discerniendo lo lícito de lo ilícito, anhelando hacer buenos a los hombres, buscando con ansia, si no me engaño, la verdadera filosofía, no la aparente’.

Conclusión

Los jueces imparten justicia, ‘dan a cada uno lo suyo’, como señala posteriormente Ulpiano en el texto citado, y, para ello, deben no solo aplicar las leyes de forma justa, sino también demostrar una dignidad profesional y personal coherente con sus postulados. Aristóteles expresa de forma muy clara la labor del juez, al indicar que ‘el juez es lo justo viviente’. En cuanto a nuestro Derecho histórico, destacar que ya en el Fuero Juzgo hallamos principios deontológicos dirigidos a los jueces, especialmente en cuanto a su función durante el proceso.

17 August 2021
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