La Idea de la Libertad Paradójida en le Siglo XXI

Introducción

“La sociedad del rendimiento está dominada en su totalidad por el verbo modal poder, en contraposición a la sociedad de la disciplina, que formula prohibiciones y utiliza el verbo deber. A partir de un determinado punto de productividad, la palabra deber se topa pronto con su límite. Para el incremento de la producción es sustituida por el vocablo poder. (La Agonía de Eros). Dentro de la sociedad capitalista en la que vivimos, y más precisamente bajo el modelo neoliberalista que impregna con su lógica y orden cada rincón de la existencia humana, se enaltece el poder, definido como capacidad o facultad de obtener bienes. 

Desarrollo

El individuo que cree ser libre se somete a un sistema que le demanda cada vez más y más, porque, “se puede”. Vivimos en la época en que “nada es imposible”. Por lo que ¿Cómo convivir con el fracaso, con la depresión y con el desamor bajo una lógica positivista neoliberal? Me he quedado reflexionando sobre esta libertad paradójica que nos empuja a tener siempre más, hacer más y ser más; y en la elección de autoexplorarnos porque pensamos que sea nuestro privilegio y nuestra posibilidad (poder). El resultado real en las dinámicas de trabajo, escuela y amor es que estamos cansados y deprimidos; esta idea de poder, este “si se puede” se convierte en ya no puedo más. 

Y aunque parezca que de esto sí somos libres, de ya no querer poder, nos damos cuenta de que tal elección en la sociedad actual terminaría por no ser factible porque significaría no tener los recursos para sustentar nuestra vida. Definiendo “Eros” como conjunto de impulsos inclinados al placer. Entiendo que este eros evidentemente se ha convertido en un bien de consumo y en una opción de libertad, porque buscamos siempre más emociones, placeres, posibilidades y alternativas bajo el autoengaño de la libertad y finalmente nos condenamos a no amar. A mi forma de ver, la única manera para convivir con fracaso, depresión y desamor está en desarrollar conciencia.

Por conciencia no entiendo solo el tener una postura crítica frente a lo real, sino también el ser conscientes de nuestra condición de no ser realmente libres. En la lectura que Camus hace de Sísifo en “El mito de Sísifo” este se convierte en un héroe paradójico: su condena es la más dura que pueda recibir un ser humano, la de hacer un trabajo sin sentido y que nunca llega a su fin y su eterno dolor consiste en estar consciente de ello. Sísifo debe de cargar una roca de su mismo peso diario arriba de una montaña y cuando está por concretizar su trabajo la roca vuelve a caer hasta su punto de partida. Así que Sísifo no tiene libertad, está condenado. 

¿Qué tiene en común este héroe absurdo con nuestra finta libertad? Pues que ambos en realidad no somos libres. En esta falta de libertad hay algo que salvó a Sísifo de una infelicidad perenne, el estar consciente. Puesto que Sísifo sabe lo que le va a pasar decide cómo sentirse y, esta decisión es su libertad más suprema. Nosotros también, al darnos cuenta del esquema económico-político en el que vivimos (nuestra piedra-Sísifo), podemos decidir cómo sentirnos con respecto a tristeza y el amor. Un eros así planteado sería una experiencia erótica donde el otro tendría un lugar y podría ser el que es desvinculado de nuestros anhelos. De que sea como nosotros querríamos que fuera, porque el ejercicio de consciencia ya estaría hecho.

Pienso para ser conscientes, primero debemos identificar la piedra como en Sísifo. De acuerdo con Franco Berardi en su libro “La sublevación”, las leyes económicas no son una ciencia, sino reglas creadas por los humanos bajos principios de mercado que buscan incrementar conceptos abstractos como el Producto Interno Bruto (PIB) y que en términos sociales han demostrado fallas y riesgos. Es decir, que entendemos la complejidad de un sistema que no tiene respuestas, pero tiene leyes que se asemejan a dogmas que bifurcan entre bien y mal. Esta es la piedra del neoliberalismo. Una pregunta siempre presente en el curso de la historia es “¿quiénes somos?” o “¿cuál es la esencia de la naturaleza humana?

Según la visión de Franco Berardi y de Byung-Chul Han somos individuos definidos por un sistema de mercado, hoy en día todo tiene su valor que se mide según el criterio de satisfacción del mercado libre. A este propósito el filósofo coreano habla de la “mera vida” y dice: “Quien no tiene la capacidad de muerte no arriesga su vida. En lugar de ir a la muerte consigo mismo, permanece en sí mismo dentro de la muerte” (Agonía del Eros). No entregarse a la muerte significa convertirnos en esclavos del sistema y condenarnos a la imposibilidad de amar, nos hemos vueltos amos y esclavos de nosotros mismos. A mi forma de ver una consecuencia de esto es que nos hemos vuelto (hago referencia especialmente a mi generación) incapaces de sentir. 

Conclusión

Así como el mercado ofrece constantemente productos y alternativas mejores nosotros buscamos la satisfacción de una necesidad en la experiencia erótica y en la experiencia de vida. Nos emociona la novedad y nos engancha la ilusión de tener “el producto” Más en boga del momento y que satisfaga nuestras necesidades. Si trabajamos y nos explotamos por tener siempre más, también nos anestesiamos y enfriamos para tener siempre más encuentros amorosos; evitando a toda costa de sentir dolor o algo no contemplado y desagradable, finalmente terminamos por no sentir. Evitar la vulnerabilidad conlleva excluir el otro de nuestro discurso y convertirnos en narcisistas.

22 October 2021
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