La Indiferencia Y Desigualdad Que Atraviesa Haití

Introducción

Haití es un país del cuál es necesario conocer su historia para poder asimilar, reflexionar y proponer cambios en lo que a políticas migratorias se refiere. Será, por tanto, relevante, contextualizar en la línea de tiempo aquellos hechos que afectaron y afectan a este país y, en consecuencia, a sus habitantes y ciudadanos migrantes que se han asentado a lo largo del continente americano. Necesariamente para hacer esta revisión, hay que hablar de crisis, abandono y pobreza. Este no es un problema puramente interno, sino una condición impuesta a Haití a lo largo de su historia, por potencias dominantes como Francia y los EE.UU.

Desarrollo

A la que se ha sumado la complicidad o la indiferencia de docenas de países ante las deplorables condiciones de vida y de trabajo (o a la falta de trabajo) que las masas de haitianos enfrentan cotidianamente en sus vidas. La historia de Haití refleja aquellos altos niveles de desigualdad que ya conocemos y los poderes hegemónicos que se han mantenido y fortalecido desde hace siglos. Al leerla y conocerla, podremos percibir que aquellos aspectos que lo llevaron a su inestabilidad actual, son los mismos que hoy por hoy y desde hace décadas corroen a sus países hermanos de Centro y Sudamérica. 

Será entonces, este ejercicio de memoria, el que nos permita pensar desde la alteridad y reflexionar con un enfoque intercultural. La Española. Hechos históricos de la isla. La isla es la primera en ser descubierta por los españoles, quiénes navegaban originalmente, con destino a la India. La historia nos dice que antes de su llegada ahí estaban asentados los pueblos arawaks y taínos, pero fue en 1492 cuando Cristóbal Colón desembarcó en el Mole Saint-Nicolas en el noroeste y bautizó a la isla como la conocemos hasta el día de hoy: La Española. Tras una serie de infortunios para los primeros exploradores españoles que cayeron en manos de los pueblos originarios.

Finalmente lograron asentarse en el oriente de estos territorios, lugar que hoy conocemos como República Dominicana en honor a Santo Domingo y los evangelizadores dominicos que allí habitaron. La Española era codiciada en su totalidad por su gran riqueza. Finalmente, el occidente de la isla fue tomada por Francia y cedida por España. Al igual que en otros lugares en el vasto nuevo continente, los conquistadores y europeos en general, trajeron consigo enfermedades que exterminaron pueblos enteros casi en su totalidad y para los pueblos nativos de La Española no fue la excepción. Esta fue la razón principal para que Francia optara por sacarle provecho a su lado de la isla.

Con el traslado de cientos de esclavos africanos cuyo trabajo y explotación favorecían el comercio del azúcar, su más preciado bien durante aquella época, junto al café, el cacao, algodón e índigo. Saint-Domingue (actual Haití) era rico alrededor del s. XVIII. Ya para ese entonces en la isla, habitaban medio millón de esclavos negros y cerca de 50000 mestizos. “Tan brutales fueron las condiciones de explotación, que tenían que importarse continuamente miles de africanos para sustituir a aquellos que morían”.  Esta gran población, hizo prosperar por el año de 1789 sus anhelos de libertad. La proclamación de libertad, igualdad y fraternidad de la Revolución Francesa.

Tuvo resonancia en los corazones de los esclavos y sería justamente un ex esclavo quién ejercería presión, liderando una guerra de revolución que duró 12 largos años desde 1791. Quienes lideraron con heroísmo la unidad de negros y mulatos lograron su objetivo. La isla finalmente se independizó el 1 de enero de 1804 y fue rebautizada con el nombre de Haití. Fue en esa fecha cuando se creó la bandera haitiana que conocemos, tras un acto simbólico en el que se desgarró el blanco del medio de la bandera tricolor francesa, como muestra del éxito conseguido tras la rebelión de los esclavos. Haití era negra, independiente y republicana. 

Esto, por supuesto trajo temor y rechazo dentro de aquellos países que dependían económicamente del uso y comercialización de personas esclavas, no por nada a EE. UU le tomó tiempo reconocer a Haití como estado legítimo. Haití estuvo en el ojo del huracán y las consecuencias de la revolución fueron tan contradictorias como trascendentes. Los latifundios habían sido divididos entre la población, y pronto casi todos los haitianos pasaron a tener tierras, pero muy pocos podían vivir en ellas. Las parcelas eran demasiado pequeñas, y los nuevos propietarios difícilmente se podían poner de acuerdo para una gestión conjunta. 

Además, la población de Haití nunca fue homogénea. Según Gliech, en una publicación para la FAO, ‘Los esclavos provenían de más de un centenar de grupos étnicos diferentes, y originalmente no tenían nada que ver unos con otros’.  Francia jugó de manera despiadada, y tras fallidos intentos por invadir la isla, finalmente demandó la compensación de pérdidas económicas (sumando tierras y esclavos) generando una deuda brutal para la nueva nación que impidió desde el inicio su desarrollo a la par con sus similares caribeños. Más adelante se tocará el tema de la fragmentación de la isla La Española en los actuales Haití y República Dominicana.

Episodio que también es relevante para entender los grandes contrastes económicos que están presentes entre estos dos países. La persecución y las crisis sociales no cesaron. En 1867 la Guerra Civil generó una crisis económica y el constante asedio de EE. UU para dominar la isla entera. La fuerte presencia de EE. UU en las políticas internas, le negaba a Haití tener una base fija, así entre 1946 a 1957 la inestabilidad política fue constante, entre golpes de estado, dictaduras, y presidencias provisionales que en nada aportaron a la economía nacional. En 1957 Francois Duvalier, conocido también como Papa Doc se convirtió en un brutal dictador que gobernó Haití gracias al apoyo de los Tontons Macoutes.

El ejército y los EE. UU. Gobernó a su antojo por más de 30 años, modificando la constitución, haciendo concesiones al ejército, la iglesia y autonombrándose presidente vitalicio para posteriormente ceder el mando a su hijo, como si de una monarquía se tratase. Su hijo Jean-Claude Duvalier (Baby Doc) se convirtió en presidente de Haití en 1971 y su mandato fue igual de nefasto, fortaleciendo en el país un problema creciente: el narcotráfico y generando cifras abismales de asesinatos. Tras varias denuncias de violación a los DD.HH. se convocó a elecciones en 1984 pero el nivel de abstenciones alcanzó el 61% según datan las fuentes. 

El régimen de los Duvalier empezó a causar revuelo y ser una molesta carga para los EE. UU, finalmente Baby Doc huye en avión recibiendo el apoyo de EE. UU y el asilo de Francia, llevando consigo la fortuna amasada a costa de los haitianos y dejando tras de sí a los Tonton-macoutes que seguían linchando y abusando a un país social y económicamente quebrado. En octubre de 1986, el Consejo Nacional de Gobierno convoca a comicios para elegir una Asamblea Constituyente, encargada de redactar una nueva Carta Magna. Sin embargo, el poder militar y ex policía secreta, seguirían tomando el poder por la fuerza hasta 1991, deslegitimando los intentos retorno a la democracia. 

El Padre Jean-Bertrand Aristide fue elegido presidente. Pero fue derrocado tras un golpe de estado y obligado a huir. La Organización de Estados Americanos (OEA) inició de forma inmediata enérgicas gestiones diplomáticas en la región y en las Naciones Unidas. En un intento de evitar el aislamiento internacional, los golpistas reconocieron la soberanía y el funcionamiento del parlamento. Aristide firma el pacto que aseguraba el retorno del presidente y la amnistía para los jefes golpistas. Ya en el último lustro del s. XX hablar de la posibilidad de estabilidad para Haití es casi una quimera. Pronto vendrían enfrentamientos entre los seguidores de Aristide y los de Preval.

Su sucesor en el mandato de gobierno. Haití tendría intervención directa de la ONU, nuevas elecciones y nuevos intentos de paz en medio de revueltas, homicidios y un sinnúmero de actos de violencia donde también estuvo involucrada la fuerza policial. Una vez más el terrorismo se hizo presente mientras que cada convocatoria a nuevos comicios reflejaba la falta de garantías de transparencia y medidas de seguridad para los votantes. De manera irregular Aristide llega a cumplir su tercer mandato frente a una oposición que se imponía con fuerza y violencia. Ya para el año 2000 Haití tenía congelada la ayuda internacional, la mayoría de sus recursos estaban en manos de poco más del 10% de la población. 

Cerca del 75% de los haitianos vivía en extrema pobreza y con carencias de servicios básicos. El 66% de los haitianos no tenían alimento diario y el 34% tenía una sola comida al día. En 2004, Haití cumplía su bicentenario de independencia con una huelga masiva. Washington y París le pidieron la renuncia a Aristide y se empieza a trabajar nuevamente desde la intervención internacional. A mitad de año muchos países y organismos multilaterales aportan con mil millones de dólares para la reconstrucción del país y el fortalecimiento de aspectos sociales, políticos, mejorar la salud, la seguridad y los servicios básicos. 

Haití no pudo cumplir con estas expectativas pues en 2006 el noroeste fue devastado por la tormenta tropical Jeanne y las carreteras y ciudades quedaron sumergidas debido a la indiscriminada deforestación que volvió frágiles y estériles los suelos de dicho territorio. Haití seguía siendo en el nuevo siglo, el país más pobre de la región cuando fue azotado por un terremoto de 7,0° del cuál no se ha podido recuperar, no solo por las consecuencias naturales del mismo, sino por toda esta cadena de episodios sociales, políticos y naturales cuyo sello se ha marcado profundamente con sangre. 

‘Durante décadas (los haitianos) vivieron en un régimen de poder legitimado por la fuerza. No es de extrañar entonces que al caos sangriento de la guerra del siglo XIX le sucedieran rebeliones y golpes de estado, monarcas autodenominados y dictadores que eran rápidamente derrocados. Este patrón continúa hasta hoy.”  Hay que decirlo. En toda esta historia hay un factor cultural muy arraigado en las dinámicas de Haití y sus pobladores, un aspecto relevante para poder analizar también la estructura social fuera de la isla y en constante interacción con otras personas y otros territorios como parte de la experiencia migratoria. 

Sin embargo, jamás hay que dejar de tener presente que la inseguridad política y la incapacidad de los gobiernos de Haití para invertir en el desarrollo de los recursos naturales y humanos del país han contribuido significativamente al actual estado de subdesarrollo del país. República Dominicana, el vecino próspero. En comparación con la historia de Haití, tenemos la de su par en La Española. Los orígenes de la actual República Dominicana, estuvieron de igual manera, teñidos de sangre, enfermedades mortales y abusos de poder. Los conflictos que se generaban en la parte occidental sin duda afectaban también las dinámicas de este. 

España tuvo poco interés al recuperar estos territorios y se concentró en las riquezas minerales encontradas en las colonias continentales de centro y Sudamérica. Es así que poco a poco los ex esclavos negros, mulatos, unos pocos blancos que aún habitaban ahí y algunos sobrevivientes nativos taínos crearon comunidad en estas tierras. Cabe mencionar que, tras la revolución, la isla entera quedó destruida por las guerras. Posteriormente, el pueblo de Santo Domingo decidió rebelarse contra España en noviembre de 1821 para unirse al país sudamericano de Gran Colombia. Pero esto no se pudo consolidar debido a que, al poco tiempo en 1822.

Boyer quién fue presidente en la nueva república de Haití, conquistó dicha parte del territorio isleño. Entre 1843 y 1844 esta unión temporal impuesta fue abolida por los criollos dominicanos para establecer en definitiva la República Dominicana en la parte oriente y la República de Haití en el occidente de la isla. Fue en 1865 cuando República Dominicana obtuvo finalmente su libertad de España. Posteriormente, fue dominada por marines de EE. UU de 1916 a 1924. Al igual que Haití y otros países, República Dominicana también sufrió la tiranía de un dictador quién permaneció en el poder por 31 años. La República Dominicana viviría la anarquía, la intervención norteamericana.

El desempleo, altos índices de corrupción gubernamental, pésimos servicios básicos y la precariedad de nativos y migrantes ilegales provenientes de Haití. Razón por la cual, también desde este país, se daría una fuerte migración hacia EE. UU en el s. XX. Pero en la actualidad el desarrollo de ambos países establece grandes diferencias entre sí, considerando que República Dominicana no es un país altamente desarrollado, pero sí ha podido aprovechar su ubicación privilegiada en el Caribe, y fortalecer su economía gracias al turismo. Gracias a la belleza de sus playas y sus múltiples zonas verdes (carencia principal de Haití como consecuencia de la excesiva deforestación.)

Conclusión

República Dominicana es un país que no pierde vigencia como destino vacacional familiar, estudiantil y de lujo. Los grandes hoteles y casinos, su gastronomía y sus influencias culturales y artísticas afro-americanas aportan a un mantenimiento en un nivel de vida aceptable. Este modesto desarrollo genera contrastes preocupantes sobre la situación de Haití y las consecuencias negativas que su migración excesiva genera en su vecino isleño que tiene su estabilidad económica pendiendo de un hilo. Según las Naciones Unidas, “solamente un 50 por ciento de la población haitiana sabe leer y escribir, mientras que en el país vecino el porcentaje llega a un 90 por ciento. La tasa de mortalidad infantil en Haití es casi tres veces mayor que en la República Dominicana”. 

22 October 2021
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