La Leyenda De El Santo Grial y su Bísquedaa

Introducción

El origen de la leyenda del Santo Grial se remonta a la Edad Media, según lo patente en los escritos de Godofredo de Monmouth, Chrétien de Troyes y Wolfram von Eschenbach, entre otros. Estos escribieron sobre un objeto místico y poderoso que se supone que contenía la sangre de Cristo recogida durante la crucifixión.

El simbolismo cristiano del Santo Grial es incontestable. Sin embargo, existen precedentes celtas de la leyenda. Este pueblo denominaba Graal a un plato especial en el que se servía normalmente pescado. Nuevamente, el simbolismo del pez y el cristianismo se ponen en relación.

Sin embargo, desde el punto de vista gnóstico y alquímico, el Santo Grial se encuentra dentro de nosotros. Por ejemplo, para los gnósticos, todos llevamos en nuestro interior esa chispa divina fruto de la creación. Los alquimistas, por su parte, no estaban tan interesados en obtener oro, como en el proceso de transformación interior al que se somete el iniciado en estas prácticas del saber oculto.

Para los junguianos, por ejemplo, hallar el Santo Grial no es más que recobrar el estado de completitud. Pues, desde esta óptica, la enfermedad se entiende como un estado de incompletitud, mientras que la salud se entiende como la totalidad, la individuación o el estado de completitud.

Desarrollo

En el caso que nos ocupa, lo veremos desde este último punto de vista: la integración de los opuestos, de la sombra y el avance hacia el proceso de individuación. Es decir, no lo vamos a abordar como completitud total, sino más bien como un avance significativo hacia la misma. ¿Por qué el Santo Grial es una búsqueda interior? Porque en la búsqueda del objeto material se dan una serie de transformaciones inconscientes en la persona que busca.

En lo que para algunos fue la represiva Edad Media, en realidad, la irrupción de la Caballería y el amor cortés hicieron de la mujer un ser superior, puro e inmaculado. Se cortó radicalmente con la idea del Pater Familias romana, con el patriarcado tradicional, y se entró en una nueva era en la que se ponía a las mujeres en un pedestal y empezaban a gozar de derechos sociales (aunque insuficientes, claro).

Las mujeres suscitaban ahora mucho más que el mero interés sexual y reproductivo. Se las consideraba con cualidades cuasi-divinas. Seres a los que había que proteger y con los que todo hombre caballeroso aspiraba a llenar su espíritu y a ser nutrido por el néctar del amor cortés, el amor puro y espiritual, amor trascendente que sobreviviría incluso a la misma muerte.

Como contrapartida, las mujeres de la época veían a los hombres como caballeros, viriles, determinados, valientes y puros de corazón y de espíritu. Hasta cierto punto, ni hombres ni mujeres pudieron responder a tan altas expectativas. Ni todas las mujeres eran puras ni superiores, ni todos los hombres eran héroes. Estaba claro que se trataba de una proyección arquetípica.

Esta proyección no era más que un intento inconsciente de la psique por tratar de integrar los opuestos hombres-mujer, ánima-animus y por tratar de completar su espíritu. Un espíritu que siempre se hallaba incompleto, pues la civilización cristiana occidental provenía de una cultura patriarcal que previamente había superado a la cultura matriarcal de los pueblos preclásicos.

No obstante, en ningún momento de la historia se había dado lo que se viene a denominar Patriarcado. Es decir, una cultura que superaría la hemiplejia tanto matriarcal como patriarcal, integrando ambos aspectos de la psique humana, reconociendo el valor intrínseco del ser humano y proponiendo una libre sociedad de complementariedad e intercambio positivo entre sexos. Cabe constatar que, en el momento presente, estamos sumidos en una nueva era de reclamo matriarcal.

La leyenda del Grial nos habla de un hombre puro de espíritu y de corazón -Perceval- que ayudará a un Rey herido por la lanza de Longinos, que representa a una masculinidad caduca y decadente, a resarcirse de su herida y favorecer el bienestar y progreso de su pueblo. Sin embargo, este hombre que busca el Santo Grial, debe pasar por una serie de pruebas que conllevarán un proceso de transformación personal.

Para empezar, no basta con ser puro en cuanto a sus intenciones, debe integrar aquellos aspectos que le desagradan de sí (su sombra) y debe aprender a valorar el verdadero amor y el significado de la feminidad. Conste que se trataba de hombre rudo y sin modales en un principio, muy alejado por tanto de estas concepciones.

Conclusión

En el Cuento del Grial, Perceval ha tenido delante el Santo Grial, pero no ha sabido verlo ni utilizar su poder. No estaba preparado. Sin embargo, con el tiempo se da cuenta de su grave error y comienza un proceso de transformación interior. Un proceso que le hace mejor persona, mejor caballero y más valeroso, si cabe.

La búsqueda del Grial es la búsqueda de lo divino en la propia interioridad. Para un hombre, un caballero, lo más cercano a lo divino es la mujer. Y a través del respeto y del amor hacia las mujeres que se da cuenta de que su espíritu estaba vacío. En efecto, en este sentido es la mujer la que le ayuda a llenarlo, dándole un significado para vivir, luchar y trabajar. Es la integración del opuesto, la completitud, la aceptación de la parte femenina en la psique masculina.

17 August 2021
close
Tu email

Haciendo clic en “Enviar”, estás de acuerdo con nuestros Términos de Servicio y  Estatutos de Privacidad. Te enviaremos ocasionalmente emails relacionados con tu cuenta.

close thanks-icon
¡Gracias!

Su muestra de ensayo ha sido enviada.

Ordenar ahora

Utilizamos cookies para brindarte la mejor experiencia posible. Al continuar, asumiremos que estás de acuerdo con nuestra política de cookies.