Discriminación Hacia Individuos Travestis En Mexico

En este presente trabajo se tratará de describir la problemática que plantea el travestismo como expresión de la identidad de género a nivel sexual y psicológico con sus implicaciones a nivel cultural, así como las consideraciones sociales que surgen como consecuencia de la actividad que se observan en estos individuos, en su vida cotidiana y sobre todo a nivel cultural. Para ello como principal medida se hará una revisión de los conceptos básicos de proceso de sexuación y de la motivación de la conducta sexual para ubicar psicológicamente al travestismo, su manifestación genuina y su diagnóstico diferencial con otras manifestaciones sexuales con las que a veces se lo confunde sobre todo con el transexualismo y la homosexualidad.

Después, se tratarán los diversos conflictos que genera a nivel psicológico y social el análisis de los roles e identidad de género en relación con el hecho biológico del dimorfismo sexual durante el desarrollo de la personalidad de un individuo. La motivación de dicha conducta en el ámbito sexual del área biológica del mismo se representa el dimorfismo sexual a nivel psicológico, genital, etcétera, configurando el sexo del individuo, es decir, lo que básicamente “se es”: macho o hembra. Se manifiesta explícitamente a través del sexo morfológico o genital. A nivel social del SS se expresa el papel sexual, es decir, el rol de género que le asigna al individuo, de acuerdo con las pautas de la cultura (familia, comunidad) a la que pertenece (expresión pública). De manera que, el individuo desde su nacimiento debe aprender a identificarse con la sexualidad que le fue asignada. Lo que “se espera que sea” es que adopte y exprese roles masculinos o femeninos.

A nivel psicológico se expresa la identidad de género, que quiere decir la convicción a edad temprana (alrededor de los tres años) de que se es niño o niña. Es la internalización psicológica de los roles de género asignados culturalmente como expresión pública, tomando el niño o la niña conciencia de su masculinidad o feminidad. Los “moldeadores” ambientales (aprendizaje educación) normalizan las funciones que el individuo debe “actuar” (sexualidad de asignación).

La internalización de la masculinidad o feminidad (identidad de género) surge como consecuencia de la interacción entre lo que el individuo es como diferenciación sexual desde el área biológica (macho o hembra) y lo que el medio donde se halla inmerso “espera que aprenda” de lo aprendible que le propone el entorno como roles de genero masculinos o femeninos puestos a disposición e impuestos por esa cultura o grupo al que pertenece. En otras palabras, es lo que el individuo internaliza como una experiencia privada de lo que tiene a su disposición como expresión pública a nivel cultural de acuerdo con el grupo al que pertenece.

Dicha autoconciencia de ser “varón o hembra” se logra habitualmente alrededor de los tres años. Es decir, a partir de esa etapa en el área psíquica del desarrollo de la personalidad y expresión sexual ya pueden aparecer diferentes alternativas en la identidad de género de acuerdo con la mayor o menor sintonancia entre el sexo morfológico y la sexualidad que se le ha asignado al individuo. Entre los cambios más frecuentes de observar en la identidad de género se encuentran la androginia y el travestismo. La androginia (palabra que proviene del griego que significa ´´hombre y mujer´´) es la expresión del género sexual (apariencia de genero ambigua). Son aquellas personas que no se ajustan a los estereotipos del rol de género exhibiendo comportamientos psicosociales tanto masculinos como femeninos.

El travestismo aparece cuando una persona que siendo de un sexo siente placer o conformidad en vestir con ropas del otro sexo o mostrarse con la apariencia externa correspondiente al otro sexo (transformista), sin intención de modificar mente sus genitales, hecho que marca una gran diferencia con el transexualismo (conflicto de la identidad sexual).

El travestismo se configura cuando un individuo que siendo de un sexo, “siente” que su identidad de género en realidad corresponde a la del sexo opuesto, como si estuviera “encarcelado” en un cuerpo que no se ajusta a sus verdaderas inclinaciones. A este estado de insatisfacción con el sexo biológico se lo denomina también disforia de género. De manera que, ante esta “aberración de la naturaleza” estos individuos se sienten más cómodos mostrando actitudes y expresiones que corresponden al sexo biológico opuesto.

El travestismo puede traer consigo traumas psicológicos en su proceso de aceptación tanto personal como socialmente. Estos individuos, pasan por una serie de etapas difíciles en las que va asimilando y por último aceptando sus gustos. Desde un principio, en ocasiones dichos individuos descubren sus gustos por algo tan simple y banal como usar una prenda de alguna familiar, un accesorio, ya sea por mera curiosidad o por decisión de alguien más, cuando eran pequeños. En la etapa de la infancia esto les va ocasionando una sensación gratificante y se siente una satisfacción similar a cuando acabas de tener una experiencia sexual.

Esta afición les puede causar a estos individuos un sentimiento de soledad o culpabilidad, debido a los roles que ya se han impuesto y adoptado como socialmente ´´correctos´´ sobre lo que se supone debe ser un hombre y en especial en el núcleo familiar.

Se vuelve aún más problemática dicha cuestión al alcanzar la pubertad, donde la confusión y la desesperanza domina el juicio de estos individuos, debido a lo que la sociedad considera correcto lo que no coincide del todo con sus preferencias y formas de expresar sus gustos. Es después cuando se encuentran con la necesidad de aceptarse como son y dejar a un lado sus inseguridades e inquietudes. En esta etapa, el practicante del travestismo busca grupos de iguales en busca de sentir pertenencia a un grupo, ya sea bares travestís, foros de internet, según sus posibilidades y las circunstancias. En espacios públicos, la mayor aceptación para esta minoría sucede cuando forman parte de un espectáculo, fue así como la sociedad logro aceptar poco a poco de mejor manera a los travestis.

Sin embargo, se pueden identificar diferentes tipos de travestismo, entre los cuales está el travestismo no fetichista, el cual consiste en el simple hecho de sentir placer por vestir o llevar accesorios del sexo opuesto, es una satisfacción equiparable al sentirse como del sexo opuesto, pero solo por periodos muy cortos.

Después está el travestismo fetichista, en el que existe una excitación sexual por el hecho de vestir prendas que pertenecen al sexo opuesto. Aparte de las diversas dificultades a las que se enfrentan los travestís en el proceso de aceptación y autodescubrimiento, se reconoce que es una situación muy problemática en cuanto al impacto que provoca en el núcleo familiar. Se vuelve aún más complicado en esta sociedad tradicional y hetero patriarcal que aún se nieguen dichos cambios, y no aprueban que un individuo presente interés por vestirse o usar prendas del sexo opuesto. La familia es un factor muy considerable en el desarrollo del individuo, incluso refiriéndose al género.

Discriminación hacia individuos travestis en México

Es un hecho que, no se puede negar que la intolerancia hacia los practicantes del travestismo está presente todos los ámbitos de nuestra sociedad y especialmente en países latinoamericanos como México. Dicha discriminación la practican aquellos no respetan la identidad de género de los demás individuos debido a creencias culturales y religiosas que condenan dichas prácticas y las catalogan como ´´depravadas´´ o ´´perversas´´. En aquellos que condenan los matrimonios entre personas del mismo sexo o que existan diferentes tipos de familia que no necesariamente presente una estructura heteropatriarcal. En aquellos que son incapaces de aceptar que los hombres puedan llorar o mostrar sentimientos.

Según unos estudios, México actualmente se encuentra en el segundo lugar a nivel mundial de asesinatos hacia miembros del grupo LGBTQ solo por debajo de Brasil con 200 homicidios que tienen carácter homofóbico o intolerante ante individuos que pertenecen al colectivo LGBTQ en estos últimos 3 años y no parece detenerse esta cifra si las cosas siguen como son.

En México el principal control sobre la sociedad recae a las entidades de gobierno, pero también por parte de la ciudadanía. Existen fuertes políticas de regulación de los espacios públicos que contienen rasgos segregacionistas, excluyentes y denigrantes que impactan casi exclusivamente a individuos que pertenecen a una minoría social vulnerable. Los mismos miembros de una comunidad son en gran parte cómplices de este control policial, manteniendo una concepción de ciudadanía excluyente. En el interior, el control también es de carácter policial, y en muchos casos aún más violento. En varios estados de la republica aún se mantienen edictos y códigos de faltas que condenan conductas tales como vestir ropas del sexo opuesto y la oferta de sexo, y habilitan el accionar policial persecutorio sin garantías.

Esta el caso de un joven que trabajaba de camarero travesti en Tamaulipas que no tuvo más opción que renunciar a su empleo en un restaurante de comida debido al hostigamiento que constantemente recibía por parte de su jefe. Así se expresa la discriminación laboral en nuestro país. La violencia laboral (ofensas que atacan directamente los gustos personales y formas de vestir de un individuo) por parte del jefe llegó a tal grado que el joven se tuvo que cortar el cabello, dejar de maquillarse y cambiar sus modos femeninos de expresión provocando que el joven camarero finalmente renunciara a su trabajo. A pesar de este escándalo no hay demasiada información al respecto sobre caso anterior, y como éste existen muchos casos más de discriminación laboral a hacia individuos travestis que quedan en el más absoluto silencio, en la impunidad o en meros levantamientos de actas que presumen atender los casos pero que en realidad se quedan en el olvido.

Dentro del conjunto de dificultadas que cotidianamente enfrentan las personas del colectivo LGBTQ en México no solamente están la discriminación familiar, escolar, institucional y en el ámbito público, sino que la discriminación laboral juega un papel importante en cual se asienta la marginación e impacta en la calidad de vida que puede tener una persona que practica el travestismo.

Esta discriminación que por lo general se manifiesta en contra de la comunidad LGBTIQ a la hora de buscar un empleo estable se ejerce de mayor forma contra las personas travestis. La ignorancia que conlleva a la misma sobre la comprensión de la diversidad de género produce que al momento de pedir trabajo se les nieguen empleos a estas personas por la manera de expresar su identidad de género.

No sólo sucede que se le niega el empleo a un individuo travesti después de varias entrevistas de trabajo estigmatizan y consideran a este individuo como un ser inferior a comparación del reto de personas heterosexuales en su desempeño de laboral, también ocurre que aquellas personas que transitan en su trabajo suelen ser segregadas, maltratadas y con el tiempo despedidas.

En México existen pocos estudios serios que tratan la situación laboral que enfrentan las personas del colectivo LGBTQ y el gobierno poco ha hecho por generar información sobre el tema y visibilizar esta problemática social. Basta señalar que en la página del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) no existe ningún dato que registre el número de personas que están empleadas.

Un estudio realizado en el año 2009 titulado “Investigación: Discriminación y exclusión laboral de la población travesti, transgénero y transexual de la Ciudad de México” en donde se entrevistaron a varias personas pertenecientes al colectivo señala que:

“Existe una alta tasa de desempleo, y ante la falta de este se opta por el autoempleo. Un 54.88% de la población tiene que recurrir al autoempleo, 25.48% de la población cuenta con un empleo asalariado y un 19.60% de la población se encuentra totalmente desempleada. Esto conlleva que un alto porcentaje de la población encuestada no cuenta con ningún tipo de prestación social y un 64.68% de las personas entrevistadas manifiestan haber sufrido algún tipo de discriminación laboral”.

En la cuestión social las personas que se auto identifican como travestis son incapaces de ocupar empleos estables y con salarios dignos o teniendo acceso a estudios universitarios. Al contrario, a estos individuos se les considera es estar destinadas al trabajo sexual, ser bailarinas o dedicarse al estilismo. Y si bien es verdad que gran parte de los travestis se ganan la vida en este tipo de empleos, en gran medida se debe a la discriminación laboral que sufre nuestro país.

Ligado a esto la negación por parte de las autoridades gubernamentales en garantizar la protección de estos individuos (algo que sólo se ha conseguido en la ciudad de México) dificulta la situación de vida de muchas personas que practican el travestismo. Al contrario, las autoridades continúan luchando en favor de las demandas de grupos conservadores y de ultraderecha como el Frente Nacional por la Familia que se oponen a que exista una Ley de Identidad de Género.

Aunque en México exista una ley que aboga por los derechos de las personas travestis, transgénero o transexuales el cual dice que ninguna autoridad o particular podrá coartar el derecho de asociar o reunir a estos individuos pacíficamente con cualquier objeto lícito; la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa aún se siguen viendo casos de discriminación e intolerancia hacia estos individuos a diario en nuestra sociedad o cual dice mucho de nuestra cultura que aún sigue teniendo pensamientos retrogradas y sexistas.

Cabe considerar que en la sociedad moderna el término ´´travesti´´ es usado a menudo como peyorativo o insulto con todas las connotaciones negativas que esto implica, convirtiendo al individuo travesti en blanco de segregación, discriminación y estigmatización, relacionadas estrechamente en una especie de interdependencia en la cual el estigma precede a la violentación de sus derechos, en diferentes formas en los ámbitos familiar, social, religioso, cultural, académico, laboral, legal, e incluso médico. Se ha concebido al travestismo como una transgresión a la idea de que solo pueden existir hombres o mujeres que actúan y se expresan como tales, cuestionando por completo la idea de la supuesta naturalidad de géneros, lo cual, por supuesto, se aleja de lo que siente o piensa el sujeto travesti.

Fuera de las legislaciones que procuran evitar la discriminación de los individuos del colectivo LGBTQ y conllevar a su completa integración a la sociedad, muchas veces en la práctica no desaparecen por completo los estigmas basados en una sociedad enteramente dualista, hombre y mujer, que discrimina y demoniza otras opciones, lo cual se relaciona con dogmas religiosos y creencias de que las personas que no se ajusten a los criterios normativos impuestos por la sociedad, en donde se acepta sin restricciones la relación afectiva y sexual entre un hombre y una mujer, pero se considera enfermizo y degenerado que dos personas del mismo sexo puedan mantener una relación estable de pareja, lo que se incrementa aún más cuando alguien manifiesta no sentirse a gusto con su cuerpo, en el caso de los transexuales.

Es debido a estos prejuicios que están relacionados con la religión y cultura que están arraigados en la sociedad mexicana desde la llegada de los españoles que es muy laborioso poder erradicar dichos estigmas en nuestra sociedad y permitir que las minorías sexuales como los transexuales, travestis y homosexuales puedan integrarse a nuestra sociedad y vivir una vida de paz y armonía libre de discriminación o prejuicios. Para entender las causas del porque las minorías en la sociedad mexicana reciben tanto acoso, violencia y odio primero debemos identificar las causas o los orígenes del problema.

22 October 2021
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