La Singularidad Del Ser Humano En La Adicción Al Sufrimiento

Es muy común hablar de adicciones, las hay de todo tipo, entre las más singulares nos encontramos con la adicción al alcohol, al tabaco, a las drogas, al sexo y sus variables y a los juegos de apuestas. Y cada día aparecen otras tantas, como la adicción a las compras, a las nuevas tecnologías (celular, computadora, internet, videojuegos, YouTube, redes sociales), adicción al ejercicio, adicción al trabajo, adicción al límite de consumo de calorías (dietas), adicción de experiencias espirituales y todas ellas tienen en común la búsqueda del placer. (Ríos, 2018)

Pero poco se ha hablado de la adicción al sufrimiento, y es que la adicción al sufrimiento conlleva más un contexto psicoespiritual que la psicología clínica no ha entrado a profundizar. Es por ello, que se ha elegido el tema, para conocer y ahondar más en el tema y porque los contextos filosóficos en conjunto con los psicológicos pueden aplicarse para la elaboración de este proyecto.

Para entrar a detalle, se tiene primero que indagar un poco sobre que son las adicciones y por qué el sufrimiento se ha convertido en una de ellas. ¿Cómo se puede abordar desde la filosofía y la psicología esta “nueva” problemática global?

En el pasado, se abordaba el tema de las adicciones relacionada con el consumo de sustancias. Hoy en día se entiende que, toda sustancia química de origen natural o sintética que ingrese al organismo puede originar una modificación en el estado de ánimo de una persona, su estructura cerebral, su cognición, su percepción de la realidad y su conducta con el entorno a través de la acción directa sobre el sistema nervioso central. (Couso, 2016)

Desde la perspectiva psicológica, las personas se hacen adictas debido a un abuso de sustancias o en búsqueda de aquello que les genere diversión, aceptación, placer, experiencias de poder y éxito, o la sensación de estar vivos. La sociedad y la cultura actual en su decadencia de valores, en su modelo capitalista de consumo, de materialidad y superficialidad, en donde cada individuo tiene que trabajar más de 8 horas diarias para tener y comprar aquel patrimonio que cree le dará felicidad, donde la posesión de artículos y objetos externos van a tranquilizar y resolver sus ansiedades y miedos de no ser nadie en la vida. Donde las compras, calmarán rápidamente la sensación de no saber lo que se vale en la vida, donde se tiene que demostrar que se es mejor que los demás, donde un trago de alcohol hace que un mal día se olvide por completo, olvidándose del dolor y obteniendo placer momentáneo y efímero. (Couso, 2016)

¿Puede hacer consciente el vacío interior? ¿puede observar como la frustración no se tolera? ¿y como la angustia es un estado permanente en el ser humano? ¿se da cuenta como se busca dormir, neutralizar, huir del dolor, el sufrimiento, la ansiedad, el desasosiego, el vacío, el estrés, la depresión con simples tragos de alcohol, con algunos cuantos cigarros, drogas, medicamentos, ansiolíticos, benzodiacepinas, Rivotril, Prozac, Zoloft, Valium, compras en el super y por internet, excesos de comida, horas en el gimnasio, horas en el trabajo, horas en redes sociales e internet, sexo con personas que no se aman, y todo aquello que genere adrenalina, oxitocina, serotonina y dopamina? Hay algo más allá que la psicología no ha podido abordar en materia de adicciones.

Lo que lleva a comprender que, en el fondo, la adicción en realidad busca sentir el placer y la satisfacción, evitando así el displacer, el dolor y el sufrimiento.

Adicto viene del latín “adictus” que significa atado, atrapado, dependiente. Pero si se profundiza más, se puede llegar a este cuestionamiento ¿será que el alma queda atada, atrapada y dependiente a los mecanismos de la mente y del cuerpo, de tal manera que eso es lo que se percibe como “VACÍO” o el alma forma parte de los mecanismos de la mente? (Couso, 2016)

¿Por qué entonces se dice que hay adictos al sufrimiento? ¿Qué búsqueda de placer hay en ser adicto al sufrimiento?

El dolor es humano e inminente, pero el sufrimiento es sin duda opcional. Las personas son adictas a contar sus problemas, sus historias dolosas, a contar el pasado una y otra vez, a revivir todas y cada una de sus desdichas, lo que les hicieron, sus heridas. El dolor se va, pero algunos permanecen enganchados a su sufrimiento, ¿Por qué?, porque con ello refuerzan y retroalimentan su autoimportancia, han descubierto que a través de ser una víctima obtiene la validación, atención que necesitan, han aprendido a cubrir sus carencias afectivas y sus necesidades emocionales a través del sufrimiento. (Mesa, 2019)

No es la persona que necesita el drama para existir, es su falsa identidad, su diseño, su aparato y arquetipo psíquico, su esquema mental que la hace anclarse a situaciones y circunstancias por la importancia que le muestran los demás cada vez que cuenta sus historias, que por cierto no implica que sean reales, y que sus argumentos solo existen en las distorsiones de su mente, utilizando al otro para validar su sufrimiento y reforzar su personalidad de víctima.

Los adictos al sufrimiento sufren por que han elegido sufrir, han experimentado el sufrimiento desde su infancia, en su adolescencia, en su matrimonio, en casi todas las fases de su vida, vivir para ellos representa un peligro, vivir es sinónimo de sufrir, todo es dolor, peligro, congoja y sufrimiento, mártires por designio divino, no conciben la idea de que tienen otras alternativas, que existe una manera diferente de vivir y experimentar la vida, cuando aparecen oportunidades que podrían generarles felicidad y bienestar hacen lo posible consciente o inconscientemente por boicotearlas, viven resignadas, convencidas y tratando de convencer a los demás de que el sufrimiento, el peligro, el dolor y el miedo es la única forma de vivir sus vidas, siempre buscando situaciones, experiencias, momentos, circunstancias donde se puede sufrir, donde se pueda demostrar a los demás que son víctimas.

Las personas adictas al sufrimiento deben darse cuenta de que son algo más que sus emociones, que son algo más que sus memorias, algo más que las interpretaciones de sus percepciones, algo más que sus imágenes, esquemas y estructuras mentales. Solo basta con observar dentro de sí mismos, desde la auto observación, desde la introspección y cuestionarse ¿Quién dentro de sí observa al que sufre? Eres el observador y lo observado.

Platón, como fundador de la psicología racional, pensaba que descubrir como es el alma era una cuestión divina y algo extensa, pero pudo indagar más al tener la intención primero de analizar las necesidades instintivas del cuerpo, para después dar partida a lo que el definiría como alma tripartita:

  • Alma racional: inteligente, analítica, inmortal, divina y físicamente ubicada en el cerebro.
  • Alma Irascible: mortal, de pasiones nobles y situada físicamente en el tórax.
  • Alma Apetitiva: mortal, fuente de bajas pasiones ubicada en el abdomen.

Platón menciona en el Fedón: “¡Qué extraña cosa, amigos, parece ser eso que los hombres llaman placer! ¡Cuán admirablemente está relacionado por naturaleza con lo que parece ser su contrario, el dolor! No quieren presentarse los dos juntos en el hombre, pero si alguien posee uno de ellos, casi siempre está obligado a poseer también el otro, como si estuvieran atados por una sola cabeza, a pesar de ser dos”. (Kreimer, 2017)

Entonces, se puede llegar a comprender que el adicto al sufrimiento sabe, en el mejor de los casos, que su adicción al mismo (alma apetitiva) puede sustraerle de la felicidad, el placer, la satisfacción, y de una vida que quizás en el fondo si desea y apasiona tener (alma irascible), pero intenta dejar su adicción al sufrimiento y no lo logra (alma racional). No siempre es posible liberarse de la adicción mediante razones y lógica.

Es preciso generar las condiciones para que trasciendan esta situación. Lo que significa para el adicto un cambio, cambio que no está dispuesto a renunciar porque eso implica salir de su zona de dolor, a conocer un nuevo “universo” un salto y expansión de conciencia, que conlleva también un trabajo interior, psíquico, físico y espiritual pero que es sumamente doloroso, todo proceso terapéutico de transformación psicológica es dolorosa, porque implica renunciar a lo desconocido, la gente no teme aquello que no conoce, teme a renunciar a aquello que ya conoce, porque su aparto psíquico, su personalidad, sus esquemas se identifican con sus neurosis. Se apegan a aquello que por mucho tiempo les ha brindado placer, sí, pero también mucho sufrimiento.

Es verdad que muchas cosas no depende de las acciones personales, pero hay algo que, si está en poder de los demás, y es el modo de reaccionar frente a lo que les acontece. Incluso aún cuando se deba optar entre alternativas que ellos no han elegido. No es lo que sucede en la vida, sino la interpretación que se le da a lo que sucede. No hay que buscar que los acontecimientos sucedan según se desee que sucedan, sino que, sucedan como sucedan, siempre se podrá elegir las interpretaciones propias de las experiencias.

Quizás sí, quizás el placer y el sufrimiento sean parte de una vida dualista, pero se debe entender que ese vacío interior solo puede ser llenado con algo interior, algo profundo. Se ha llegado a confundir un “estado de felicidad” con momentos felices, se sigue creyendo que la felicidad se encontrará en el exterior de sí mismo. En las cosas de afuera, en lo material, lo efímero. Por eso se abusa, por eso se hace adicto, en búsqueda de algo perdido, de algo no se va a encontrar observando hacia afuera.

Conclusiones

Los griegos hacen connotación del alma reflejados en arquetipos psicológicos actuales, es decir, hablan del alma como si tuviera una “mente” como si el alma tuviera raciocinio, deseo e intelecto propio (alma racional, irascible y apetitiva). Una dualidad (el bien y el mal) dentro de sí. Esto se ve representando en la actualidad con las bases psicoanalíticas (algunas aún vigentes) que propuso Sigmund Freud del Ello, el yo y el super yo, o de la psicología profunda y analítica, con el arquetipo del ánimus-ánima y del arquetipo de la sombra propuestas por Carl Jung, que bien se puede relacionar en el contexto de las adicciones. Sin embargo, pienso que aún hay mucho por explorar, integrar y comprender con aquellas cuestiones abstractas, intangibles e inefables que existen entre la filosofía y la psicología actual.

Bibliografía

  • Couso, M. M. (2016). Trabajo Final de GradoMonografíaADICCIÓN A LAS DROGAS; UNA LECTURA PSICOANALITICA. Obtenido de https://sifp.psico.edu.uy/sites/default/files/Trabajos%20finales/%20Archivos/tfg_johana_geymonat.pdf
  • Kreimer, R. (2017). Obtenido de http://www.filosofiaparalavida.com.ar/sufrimiento.htm
  • Mesa, H. (2019). Obtenido de https://ner.com.mx/news/perfil-psicologico-adictos-al-sufrimiento/
  • Ríos, M. J. (2018). Obtenido de https://www.easp.es/web/blogps/2018/03/02/existen-nuevas-adicciones/
17 August 2021
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