Las Enfermedades Parasitarias del Tercer Mundo: La Malaria

Introducción

Las enfermedades parasitarias constituyen un importante problema de salud pública mundial. Su prevalencia es mayor en los países del Tercer Mundo, donde afectan a millones de personas ya que están ligadas a la pobreza y a las condiciones socio sanitarias precarias. En países desarrollados su incidencia y gravedad se está incrementando debido al aumento de pacientes inmunodeprimidos no debiendo olvidarse la posible aparición de casos importados.

Se calcula que existen 2 800 millones de personas infectadas por geohelmintos, 1 200 por Ascaris lumbricoides, 795 por Trichuris trichiura y 740 millones por uncinarias: Necator americanus y Ancylostoma duodenale. Según la Organización Mundial de la Salud existirían 200 millones de individuos con esquistosomas, 120 con filarias linfáticas y 37 millones con Onchocerca volvulus (ceguera de los ríos). Entre 20 y 30% de la población mundial presenta una infección por Toxoplasma gondii. En relación con la malaria, se producen actualmente entre 300 y 500 millones de casos nuevos por año, y en ese periodo fallecen más de un millón de menores de cinco años de edad por esa zoonosis.

En la actualidad existen 8 a 10 millones de personas infectadas con Trypanosoma cruzi, agente etiológico de la enfermedad de Chagas en Latinoamérica. Al año se originan de 1.5 a 2 millones de casos de leishmaniasis cutáneas y 500 000 de la forma visceral. Los artrópodos parásitos que tuvieron gran importancia durante la Primera Guerra Mundial, ocasionando la muerte de millones de combatientes y civiles que enfermaron de tifus exantemático epidémico, transmitido por Pediculus, mantienen hoy en día su importancia, ya sea como vectores biológicos, mecánicos, parásitos, o provocando envenenamiento. Es por ello, durante el desarrollo del documento se mostraran los parásitos más importantes para la medicina, de igual manera, podremos ver dos posturas entre si los parásitos son buenos o malos, sin nada más que agregar demos inicio al documento.

El parasitismo se define como una relación en la cual uno de los participantes, el parásito, daña a su huésped o vive a expensas de él. Un huésped es cualquier organismo del cual se alimenta un parásito. Un patógeno es un parásito que produce una enfermedad en su huésped, también es conocido como agente causal de la enfermedad. La enfermedad es un estado de desequilibrio en la salud de un organismo, que puede ser producido por agentes infecciosos o no infecciosos.

Los parásitos representan el tipo de vida más exitoso en la Tierra, dado que se estima que más del 50 por ciento de los organismos son de este tipo. El parasitismo ha evolucionado o aparecido en la Tierra al menos 60 veces de manera independiente en animales tanto vertebrados como invertebrados. Cuando las personas piensan o escuchan la palabra parásito se imaginan algo malo o no deseable, y muchas veces lo primero que dicen es “¡qué asco!”. Sin embargo, a pesar de sonar irónico, nuestras vidas y la salud ambiental dependen literalmente de los parásitos.

Éstos cumplen funciones muy importantes en los ambientes naturales, con las cuales los ecosistemas se mantienen saludables. Primero, regulan directamente los tamaños poblacionales de las especies a las que infectan a través de la mortalidad de los individuos.

A pesar del control poblacional que ejercen dichas enfermedades, actualmente existen problemas de sobrepoblación en el mundo, lo que afecta negativamente la calidad de vida, debido a que más gente significa mayor presión sobre los recursos del planeta. Ahora, qué pasaría si nuestros avances médicos nos permitieran deshacernos de todos los parásitos que nos afectan.

Creo que la respuesta sería que el planeta no tendría los recursos necesarios para mantener a una población que aumenta sin limitaciones.

Así como existen parásitos que controlan la tasa de crecimiento poblacional de los humanos, existe otra amplia diversidad que están continuamente regulando las poblaciones de otras especies de animales.

De manera indirecta, los parásitos afectan las interacciones que se dan entre los organismos de una misma especie y de otras especies en los ecosistemas. Hay parásitos que pueden alterar el comportamiento o la morfología de los individuos. Dicho cambio produce alteraciones en las interacciones con otros organismos, lo que a su vez provoca cambios en el funcionamiento de los ecosistemas.

Un ejemplo de lo anterior sería el número de veces que un mosquito intenta alimentarse de un animal. Se ha demostrado que los mosquitos que están infectados con parásitos de malaria aumentan el número de veces que intentan alimentarse en comparación con los sanos. Esto aumenta la probabilidad de que el parásito de malaria sea transmitido exitosamente al huésped vertebrado, pero también afecta negativamente al mosquito porque incrementa la probabilidad de que el huésped lo detecte y lo mate.

Los dos puntos anteriores son situaciones normales que suceden día a día en la naturaleza, y este tipo de interacciones parasitarias tienen una muy larga historia evolutiva. Entonces, podemos decir que este tipo de interacciones negativas son parte fundamental de los ambientes naturales. Es más, se ha demostrado científicamente que un ecosistema lleno de parásitos es un ecosistema saludable, siempre y cuando no esté alterado.

La analogía que me gusta hacer para explicar la importancia de los parásitos en el ecosistema es pensar en una ventana. Si nos imaginamos una ventana y para que se mantenga en el lugar seleccionado, necesitamos tres cosas: la ventana, un marco que la sostenga y pegamento. Ahora bien, imaginemos que la ventana representa a todos los organismos de un bosque que viven sobre el suelo, que el marco son los organismos que viven debajo del suelo del bosque y sustentan lo que hay arriba, y el pegamento son todos los parásitos que están en dicho bosque. En otras palabras, los parásitos representan el pegamento de la naturaleza y son los que mantienen en su lugar a todas las piezas que forman parte del bosque; sin ellos, los ecosistemas se desarmarían como un rompecabezas que no está enmarcado.

Debido a los drásticos y acelerados cambios ambientales que nuestro planeta sufre, principalmente debido a la actividad humana, los ecosistemas están perdiendo su equilibrio. Esto nos dirige hacia una época en la que los parásitos y sus enfermedades se están convirtiendo en una verdadera pesadilla para los científicos de la salud y los gobiernos.

Los dos tipos de patógenos que se han convertido en una carga económica para los países del mundo son:

Enfermedades infecciosas emergentes, que son males cuyos agentes infecciosos se conocen pero han cambiado su presentación clínica recientemente, o son nuevas, y que recientemente han incrementado en su incidencia, impacto o extensión geográfica e infectan a nuevos hospederos.

Enfermedades reemergentes, que son aquellas que involucran a patógenos que habían sido controlados o erradicados, pero que recientemente han vuelto a presentarse.

La salud la podemos definir en dos partes: salud humana que es entendida como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedades; y salud ambiental que engloba los factores ambientales que podrían incidir en la salud humana y se basa en la prevención de las enfermedades y en la creación de ambientes propicios para el óptimo desarrollo de la población humana.

Una persona enferma dirá que los parasitos son malos y quisiera que todos fueran erradicados. Un biólogo o ecólogo dirá lo mismo porque los animales se enferman y pueden morir, pero son buenos porque tienen una función vital en el ecosistema. Un médico posiblemente entenderá los dos puntos de vista anteriores, pero dirá que su trabajo es erradicar las enfermedades.

Los parásitos son un componente indispensable de los entornos naturales que los mantienen en equilibrio y saludables. Si elimináramos a todos los parásitos y sus enfermedades, entonces aparecería otro tipo de problemas como son la escasez de recursos para mantener una creciente población humana. Es más, con todo y las enfermedades los humanos ya sufrimos las consecuencias de la sobrepoblación, como son la falta de agua y la hambruna principalmente en muchos países en vías de desarrollo. Sin las enfermedades que controlan la población humana mundial y la de otros organismos, muy posiblemente la Tierra ya sería un lugar desolado y estéril.

Entonces, la respuesta a la pregunta es que los parásitos y sus enfermedades son buenos desde un punto de vista global, pero son malos desde el punto de vista individual. Simplemente son un mal necesario para el mantenimiento de la vida en la Tierra.

Un parásito es un organismo que vive sobre un organismo huésped o en su interior y se alimenta a expensas del huésped. Hay tres clases importantes de parásitos que pueden provocar enfermedades en los seres humanos: protozoos, helmintos y ectoparásitos.

Protozoos

Los protozoos son organismos unicelulares microscópicos que pueden ser de vida libre o de naturaleza parasitaria. Son capaces de multiplicarse en los seres humanos, lo cual contribuye a su supervivencia y también permite que se desarrollen infecciones graves a partir de tan solo un organismo. La transmisión de protozoos que viven en el intestino humano a otro ser humano generalmente ocurre por la vía fecal-oral. Los protozoos que viven en la sangre o tejidos humanos se transmiten a otros seres humanos mediante un artrópodo vector.

Los protozoos infecciosos para los seres humanos pueden clasificarse en cuatro grupos según su modo de movimiento:

Helmintos

Los helmintos son organismos grandes multicelulares que por lo general se observan a simple vista cuando son adultos. Al igual que los protozoos, los helmintos pueden ser de vida libre o de naturaleza parasitaria. En su forma adulta, los helmintos no pueden multiplicarse en los seres humanos. Hay tres grupos importantes de helmintos (helminto deriva de la palabra griega para “gusano”) que son parásitos humanos: Gusanos planos: incluyen los trematodos y cestodos. Gusanos de cabeza espinosa: las formas adultas de estos gusanos residen en el tracto gastrointestinal. Se cree que los acantocéfalos son una forma intermedia entre los cestodos y los nematodos. Gusanos cilíndricos: las formas adultas de estos gusanos pueden residir en el tracto gastrointestinal, la sangre, el sistema linfático o tejidos subcutáneos. Por su parte, los estados inmaduros pueden provocar enfermedades por infección de diversos tejidos corporales. Algunos consideran que los helmintos también incluyen los gusanos segmentados; los únicos importantes desde el punto de vista médico son las sanguijuelas. Cabe señalar que esos organismos no se suelen considerar parásitos.

Ectoparásitos

Aunque el término ectoparásitos puede incluir en un sentido amplio a los artrópodos hematófagos, como los mosquitos, este término suele tener un sentido más restringido que se refiere a organismos como garrapatas, pulgas, piojos y ácaros, que se adhieren a la piel o escarban en ella y permanecen allí durante períodos relativamente largos. Los artrópodos son de por sí causantes importantes de enfermedades pero son aún más importantes como vectores, o transmisores, de muchos patógenos diferentes que, a su vez, producen una enorme morbilidad y mortalidad por las enfermedades que provocan.

Infecciones parasitarias

Las infecciones parasitarias provocan una enorme carga de enfermedades tanto en los trópicos como en los subtrópicos y también en climas más templados. De todas las enfermedades parasitarias, la malaria es la que produce más muertes en el mundo. La malaria mata a aproximadamente 660 000 personas por año, la mayoría de ellas niños pequeños en el África subsahariana.

Las enfermedades tropicales desatendidas, que sufrieron la falta de atención por parte de la comunidad de salud pública, incluyen enfermedades parasitarias como filariasis linfática, oncocercosis y dracunculosis. Las ETD afectan a más de mil millones de personas, mayormente en áreas rurales de países con bajos ingresos. Estas enfermedades se cobran un precio muy alto en las poblaciones endémicas, que incluye no poder ir a la escuela o al trabajo, retraso del crecimiento en niños, deterioro de habilidades cognitivas y del desarrollo en niños pequeños y la grave carga económica que implica para países enteros.

Conclusión

Los parásitos se utilizaron y se emplean todavía en investigación. Muchos modelos con parásitos permiten conocer mejor la tríada ecológica: parásito, hospedero, medio ambiente, así como diversos procesos de importancia en genética, inmunología y biología celular.

Si bien la mayoría de las personas parasitadas presentan sólo una infección, y un porcentaje menor enferma, por su alta prevalencia y morbilidad constituyen un problema sanitario en todos los países donde las parasitosis son endémicas.

Es importante señalar, además, que las parasitosis representan un problema de diagnóstico y tratamiento en las personas inmunodeprimidas. En estos individuos con depresión inmunitaria celular y humoral algunas enfermedades protozoarias y helmínticas como malaria, enfermedad del sueño, toxoplasmosis, criptosporidiasis, microsporidiasis, ciclosporiasis, cistoisosporiasis (isosporiasis) y estrongiloidiasis, provocan grandes alteraciones que pueden ocasionar la muerte. Es muy probable que en un futuro cercano una serie de microorganismos, considerados hoy en día como inocuos,

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22 October 2021
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