Las Redes Sociales Y Los Desórdenes Alimenticios

Las redes sociales son un conjunto o estructura social integrada por personas, organizaciones y/o entidades, en donde estas se enlazan para lograr establecer todo tipo de comunicación, ya sea de carácter informativo, de entretenimiento entre muchas otras. Estas tienen muchas ventajas, ya que proporcionan comunicación, acercamiento a las personas, conocimiento, pero también cuentan con muchas desventajas entre ellas la generación de desórdenes alimenticios en adolescentes. (Lugli y Vivas, 2001) “Los desórdenes alimenticios son alteraciones de las conductas que van en relación con la ingesta llevando está a un mal fin, por el hecho querer controlar el peso y silueta” esto tiende a poner en riesgo la salud de una persona o en el peor de los casos causar la muerte (pág. 4). Las nuevas tecnologías están influenciando de gran manera en la creación de estereotipos, páginas web no controladas y fomento del sedentarismo, generando así un incremento en la población que presenta estos distintos trastornos, específicamente los alimenticios. Actualmente, estas redes se han convertido un factor influyente en la aparición de desórdenes alimenticios en adolescentes, por lo que deberían ser reguladas.

En primer lugar, las redes sociales crean estereotipos de personas con falsos ideales que motivan a los adolescentes a querer llegar a estos creando en ellos muchos problemas como los desórdenes alimenticios. Según Sánchez, Beatriz Lozano (2012), los adolescentes son más vulnerables a las opiniones y la necesidad de aceptación, pueden ser influidos negativamente por información en Internet relacionada con artistas, modelos y actrices que los llevan a caer en desórdenes alimenticios tales como la anorexia y la bulimia. (págs. 302-306). El deseo de encajar en una sociedad y ser aprobado por otros genera una imagen negativa sobre el propio cuerpo y un constante anhelo por querer cambiarlo, realizando modificaciones en la dieta que a futuro generan consecuencias en la salud de los adolescentes. Muchos trastornos se originan a partir de estereotipos y comentarios que realizan personas de un mismo entorno hacia el afectado, tal y como sucede con la anorexia nerviosa, Tal y como lo afirma Bruch, 1971 “es habitual que esta alteración se inicie por recibir alguna crítica directa o indirecta en relación con su peso”. Actualmente, internet abre la puerta a que estas críticas aumenten y que estos trastornos se presentan en mayor medida buscando cumplir las ideas de “figura ideal” y “cuerpo perfecto” que se presentan en este medio.

En segundo lugar, los sitios web brindan acceso sin restricción ha contenido que promueven los desórdenes alimenticios como formas de vida. Alrededor del mundo un sinnúmero de personas publican cualquier clase de material en todas las redes, incluyendo publicaciones que incitan a la práctica de conductas alimenticias nada sanas. “En un buscador como Google aparecen alrededor de 500.000 páginas pro anorexia y pro bulimia en menos de un segundo” (Sánchez, Zelmira Beatriz Lozano, 2012). Es así de fácil como cualquier adolescente puede obtener toda la información necesaria para dar el primer paso y caer en un uno de estos trastornos gracias a la no limitación de información que se presenta en estos sitios. Existen portales de fácil acceso que alientan los desórdenes alimenticios entre adolescentes y jóvenes (MÉNDEZ A. CARLOS E., 1995, pág. 308) generalmente promoviendo a la pérdida de peso rápidamente o a la práctica de dietas estrella con pocos alimentos y nada de nutrientes que al fin al cabo terminan afectando la salud de los jóvenes.

Por último, el sedentarismo es una de las principales consecuencias del uso de las redes sociales y también es uno de las principales causas de trastornos alimenticios. Según un estudio realizado a profesionales y estudiantes del área de tecnología del Instituto Federal de Ceará Educación, Ciencia y Tecnología (IFCE), IFCE, del Colegio Leão Sampaio (FALS) y la Facultad de Juazeiro do Norte (FJN) en Brasil, el 60% de los encuestados atribuyen a estas tecnologías una influencia negativa en el desempeño de la actividad relativizando que actualmente hay una mayor preocupación con el uso de estas herramientas modernas que con su propia salud (Consultor, 2013). Convirtiendo así a los adolescentes y a las futuras generaciones en sedentarios y encadenándolos de esta manera a ser más propensos a la aparición de desórdenes alimenticios. Según una investigación realizada por Hernández-Alcántara et al (2013) los adolescentes sedentarios son más propensos a comer en desmedida y restringir esta misma en una mayor medida que los adolescentes que realizaban alguna actividad física. De esta forma el sedentarismo generado por las redes es una vía directa a la aparición de distintos desórdenes alimenticios.

En conclusión se debe regular el uso de las redes sociales y así disminuir la influencia de estas en la aparición de desórdenes alimenticios en los adolescentes. Los padres deben reducir el uso de las redes en los jóvenes, ya que este es el principal propulsor en la creación de estereotipos, ya que tienden a volverse sedentarios al ver a una persona considerada como figura pública, o “modelo a seguir”en sus redes sociales. También debería hacerse un mejor uso de las páginas web, ya que su mala implementación puede llegar a ser muy dañina para la mente de los adolescentes, puesto que estas plantean todo tipo de contenido que fomenta a realizar dietas y actividades que llevan a la generación de desórdenes alimenticios. Una buena solución para esta problemática puede ser el control de los padres sobre el tipo de contenido que observan sus hijos, un control sobre el material que es publicado en distintos sitios web y buscar la forma de fomentar la actividad física en los adolescentes.

Referencias

  • (Consultor), E. V. (2013). Las redes de atención de salud. Brasil: ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD.
  • ASSOCIATION, A. P. (s.f.). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION.
  • BRUCH, H. (Mayo de 1971). Family transactions in eating disorders. Comprehensive Psychiatry, pág. Vol.12 N° 3.
  • Bruno, F. (2002). Máquinas de ver, modos de ser. Famecos, 110-124.
  • Caro. (2001). Género y salud mental. Madrid: Biblioteca nueva.
  • FLORENTINO, J., & SALDANHA, R. P. (12 de 2007). Esporte, educação e inclusão social: reflexões sobre a prática pedagógica em educação física. Buenos Aires, Argentina. Obtenido de
  • Gáfaro, A. (2001). Todo lo que necesitas saber sobre los trastornos de la alimentación. Bogota/Colombia: Norma.
  • Hernandez, R. F. (1995). Metodología de la investigación. McGraw Hill.
  • LUGLI Z., V. E. (s.f.). “Trastornos de alimentación y control personal de la conducta”,. Salud publica, 14.
  • LUGLI Z., VIVAS E. (2001). Trastornos de alimentación y control personal de la conducta. Salud Pública de México.
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  • Ortega Requejo. (2002). Nutrición en la adolescencia y juventud. Complutense.
  • Rodríguez., A. M. (2017). FACTORES ASOCIADOS A DESORDENES ALIMENTICIOS. Cuencas-Ecuador: Univ. Cuenca.
  • Rojas, M. N. (Junio de 2006). Análisis relacional de las contingencias asociadas a trastornos de alimentación. Pontificia Universidad Javeriana, págs. 229-240.
  • Sánchez, Zelmira Beatriz Lozano. (2012). LA FAMILIA Y LAS REDES SOCIALES EN LOS TRASTORNOS ALIMENTICIOS EN ADOLESCENT. Pueblo Continente.
18 Jun 2021
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