Programas de Protección Social: El Sistema Nacional de Salud En España

El sistema sanitario y su relación con el Estado de Bienestar

Antes de abordar esta cuestión primero debemos entender el significado tanto de lo que es un sistema sanitario como el estado de bienestar.

El estado de bienestar corresponde a un tipo de reforma política y económica que aparece en aquellas sociedades desarrolladas bajo unas condiciones de consumo y producción y se concreta mediante unas políticas publicas dirigidas a gestionar aquellos procesos relacionados con el crecimiento económico y distribución de la renta. Moreno Fuentes (2013) afirma:

“La sanidad constituye uno de los pilares básicos del régimen de bienestar de cualquier país desarrollado. Este ámbito de política pública representa uno de los principales componentes del gasto social y constituye uno de los programas de protección social que más apoyo recibe de los ciudadanos”.

El sistema sanitario, por otra parte, es un grupo de organismos sociales los cuales llevan a cabo la producción de servicios sanitarios, por lo tanto, llamamos sistema sanitario a aquella prestación cuyo objetivo es la mejora o protección de la salud.

Una vez sepamos la teoría empezaremos con la relación entre el estado de bienestar y los servicios sanitarios, lo primero que hay que saber es que el estado de bienestar engloba distintos ámbitos sociales como son el comercio, transporte y comunicaciones, medio ambiente, vivienda, pensiones entre otros y por supuesto la salud pública la cual a su vez está constituida por el sistema sanitario y la atención primaria.

La disponibilidad de servicios de salud y el acceso a estos son importantísimos para el bienestar de la gente y tienen un impacto evidente con la productividad y el rendimiento económico. Por consiguiente, las intervenciones en materia de salud pública son vitales para la salud de la comunidad y constituye así un método efectivo para combatir y prevenir aquellas enfermedades trasmisibles como el SIDA, tuberculosis entre otras y aquellas no trasmisibles como es el cáncer.

Por lo tanto, dependiendo del sistema político establecido en cada país determina el papel que asume el gobierno en relación con el sector de la salud pública. Una parte importante de la función política de gobernar, es, por lo tanto, la asunción de responsabilidades en el campo de la salud, componente básico del bienestar de la población para la consecución de un sistema sanitario fuerte. Bajo la salvaguarda del gobierno, una de las tareas principales es llevar a cabo el trabajo de Salud Pública. La demanda de estos servicios sociales universales que pide la sociedad, es el gobierno el encargado de gestionarlos, y ya no solo en el ámbito sanitario, sino en el educativo, alimentos, seguridad social, trabajo, transportes, etc. y que difícilmente pueden ser ofrecidos por empresas privadas.

Entonces para mejorar el sistema sanitario se requiere del soporte público mediante un sistema redistributivo de atención sanitaria subvencionado a través de aseguradoras sociales o facilitando servicios de la salud pública mediante impuestos como es el caso de la mayoría de los países del OCDE exceptuando Estados unidos lo cuales optaron por una política basada en la comercialización de los servicios sanitarios.

El sistema de mercado ofrece de manera abundante y eficaz una gran variedad de bienes de producción y de consumo en las sociedades occidentales desarrolladas. La responsabilidad del estado, en un buen sistema social, es garantizar la redistribución equitativa de la riqueza y fundamentalmente unos derechos básicos universales, como hemos dicho con anterioridad (educación, salud, vivienda), derechos básicos del estado de bienestar, evitando en las medidas a tomar, próximas y futuras la exclusión social, racionalizando las reformas a través de la descentralización, otorgando un protagonismo a los colectivos sociales para la reconstitución de la sociedad civil y la satisfacción de las necesidades y no a la competencia, mediante el control democrático en la producción de mercado.

Para conseguir la máxima eficiencia del sistema sanitario, es necesario que los servicios sociales y los servicios sanitarios formen un sistema integrado mediante una imprescindible interconexión, cuyo deber del estado es la provisión de atenciones sociales para los individuos y familias que requieren asistencia, unido con la rehabilitación y adaptación social de las personas con discapacidades, además de asegurar la protección de la salud de la población y la prestación de actuaciones preventivas y terapéuticas.

Un buen sistema de salud es el que se basa indiscutiblemente en un sistema de servicios con cobertura universal igualitario, orientado específicamente hacia las prioridades de la población dentro de un pensamiento integral de la salud, estructurado de forma descentralizada, financiado de manera solidaria en relación proporcional y progresiva a los ingresos de cada usuario, de tal forma que el colectivo rico pague más y compense la cantidad mayoritaria de la población asalariada con ingresos más bajos.

Todo este entramado, el acceso de los ciudadanos, la regulación de los procesos de gestión de los centros sanitarios, y la financiación de las distintas prestaciones, es lo que determina el volumen de impuestos que se destinarán al sistema, todo ello bajo el control estatal.

El sistema nacional de salud en España

Las principales referencias legislativas para entender el actual Sistema Nacional de salud en España son las siguientes:

Por una parte, en la Constitución Española aprobada en 1978, en su artículo 43 reconoce el derecho a la protección de la salud. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto.

Por otra parte, está la Ley General de Sanidad española de 1986, ley que nos sirve para estructurar la sanidad española en las siguientes cuestiones más relevantes reconocidas:

  1. A través de los impuestos financiación pública de la asistencia.
  2. En el momento de recibir las prestaciones su gratuidad.
  3.  Para todos los ciudadanos acceso universal.
  4.  Definir a los ciudadanos y poderes públicos sus derechos y deberes.
  5. Asignar competencias sanitarias a las CC.AA. para su descentralización.
  6. Prestación con niveles de calidad adecuados y controlados atención integral a la salud.
  7. Garantizar la coordinación interterritorial.

Inicialmente no obtuvo el efecto deseado, pero gracias a la aprobación de la LGS, años más tarde, se consiguieron avances importantes para la consolidación de un servicio nacional de salud. Debido a los grandes niveles de prestación sanitaria y a la buena marcha de la economía en la segunda mitad de los 80 se facilitó la puesta en marcha de tan ansiada reforma (Guillén, 2006:15).

El Sistema Nacional de Salud (SNS) es, por lo tanto, “el conjunto de los servicios de salud de la administración del estado y de los Servicios de salud de las comunidades autónomas en los términos establecidos en la presente ley que integra todas las funciones y prestaciones sanitarias que, de acuerdo con lo previsto, son responsabilidad de los poderes públicos para el debido cumplimiento del derecho a la protección de la salud”, artículo 44.2 y artículo 45 de LGS.

El sistema sanitario ha optado por una estructura organizativa de descentralización de la organización y gestión, estrategia adoptada en Europa por varios sistemas de atención sanitaria, incluida España, incorporando progresivamente elementos más democráticos de control local, con el objetivo de perfeccionar la eficacia de los recursos financieros y humanos. Con el actual sistema de transferencias a las comunidades autónomas, se puede admitir con casi total seguridad, que casi ninguna o pocas regiones en el mundo poseen tal grado de poder en sanidad semejante al de las Comunidades Autónomas Españolas. La descentralización adoptada en el conjunto del actual sistema sanitario español está vista como un proceso político y administrativo que aporta beneficios estimulando la mejora de la eficiencia y la efectividad de la prestación de los servicios sanitarios (Bankauskaite et al., 2004). Desde una perspectiva económica, se ha argumentado que la descentralización aumenta la mejora de la gobernabilidad y de la prestación del servicio público en base a los siguientes conceptos: eficiencia distributiva, aplicando los servicios públicos a las necesidades locales; y eficiencia técnica, con menores niveles de burocracia y un mejor conocimiento de los costes locales (Hood, 1991, citado en Bankauskaite et al., 2004: 3).

Después de todas las valoraciones anteriormente expuestas, es obvio afirmar, que nuestro sistema sanitario se encuentra incluido dentro del estado de bienestar, englobado en lo que se conoce como Sistema Nacional de Salud, financiado vía impuestos, donde nadie puede ser excluido en su utilización, porque nadie puede evitar estar exento de su financiación vía impuestos, lo que aporta habitualmente gratuidad y un acceso universal, aunque por el uso de determinadas prestaciones se requiera un pago adicional (copago).

Como todo sistema tiene sus pros y sus contras. A favor podríamos comentar la efectividad en la atención sanitaria facilitando la cohesión social al desaparecer casi por completo las barreras en la accesibilidad debido a su universalidad, así como la relativa mejor administración del sistema por la anteriormente comentada descentralización al estar transferidas dichas competencias a las Comunidades Autónomas. En cambio, en su contra cabría anotar la sensibilidad hacia las interferencias políticas y la competencia de fondos económicos, con la financiación de otros servicios públicos.

Como final me gustaría no dejar de comentar la actual situación sanitaria debido a la actual crisis pandémica. El sistema sanitario español ha quedado en entredicho frente a la actual crisis sanitaria debido a la pandemia por el COVID-19. Es de manifiesto que en el actual estado de bienestar no caben los recortes en salud pública para atender otras partidas presupuestarias. Se ha demostrado, eso sí, en honor a la verdad, que, ante una pandemia de tal enorme magnitud y virulencia, no poseemos la capacidad suficiente para dar respuesta con el actual sistema sanitario, pero sí los mejores profesionales sanitarios, por formación y calidad, habiendo dado una enorme sensación de capacidad y adaptación ante el verdadero caos en las UCIs españolas. Contamos con profesionales de muy alto nivel, principal activo que hay que cuidar. Se debe dotar de los máximos recursos posibles y disponibles por parte del gobierno y de los futuros gobiernos para alcanzar el máximo nivel de eficiencia sanitaria. Si se tienen los recursos suficientes y una organización bien construida y estructurada, la salud pública es la que mejor maneja los tiempos preventivos, lo que de hecho entiendo no ha ocurrido así. Respecto a los recursos materiales cabe adoptar decisiones para implementar un sistema de producción cercano o un sistema de gestión de reservas suficientes ante cualquier eventualidad. Una Salud Pública vigorosa, probablemente habría dado una respuesta de más calidad y habría dado más tiempo para reaccionar. Por desgracia ya nada será igual y deberemos de aprender de lo vivido para la toma de futuras decisiones y a convivir con ello.

Bibliografía o referencias

  1. Abellán, J.M. (2013). El sistema sanitario público en España y sus comunidades autónomas. Sostenibilidad y reformas. Fundación BBVA. Recuperado de http://www.fbbva.es/TLFU/tlfu/esp/publicaciones/libros/fichalibro/index.jsp?codigo=719Alfaro, M. (2010). Sistema Nacional de Salud de España, 2010. Instituto de información sanitaria. Recuperado de http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/docs/sns2010/Principal.pdfBankauskaite, V., Dubois, H., Saltman, R. (2004). La descentralización sanitaria en Europa. Recuperado de http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/Informe_Anual _2004/CAPITULO_II_Descentralizacion_sanitaria_en_Europa/05_La_descentralizacio n_sanitaria_en_Europa.pdfGuillén, A.M (2006). Los sistemas sanitarios públicos europeos y el sistema sanitario público español. Jornadas sobre La sanidad pública en España: reflexiones. Consejo Económico y Social del Principado de Asturias.
  2. Jiménez-Martín, S. (2014). El sistema de salud en España en perspectiva comparada. Primer informe observatorio de Sanidad Fedea. Recuperado de http://sanidad.fedea.net/docs/informe.pdfLey 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad. BOE-A-1986-10499.
  3. Esteban, A.I. y Arias, A. (2016). 30 años de reforma sanitaria. Situación actual y perspectivas de la gestión clínica en España. Revista española de control externo, XVIII (53), 67-105.
  4. Antón, J.I., Muñoz de Bustillo, R., Fernández, E. y Rivera, J. (2010) Evaluación del proceso de descentralización del sistema nacional de salud desde la perspectiva de los ciudadanos. Universidad de Salamanca.
  5. González, B. (2004). Descentralización y reformas sanitarias en España. Recuperado de http://www.ief.es/documentos/investigacion/seminarios/economia_publica/2004_07octu bre.pdf
  6. Moreno Fuentes, F.J. (2013). Políticas sanitarias en perspectiva comparada. Descentralización, mercados y nuevas formas de gestión en el ámbito sanitario. En Del Pino, E. Los Estados de Bienestar en la encrucijada. Políticas sociales en perspectiva comparada. Madrid: Tecnos.
30 August 2022
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