Violencia en El Noviazgo: Una Situación Invisibilizada en España

La violencia en sus múltiples manifestaciones supone un atentado ante los derechos humanos y un problema de salud publica a nivel mundial, que ha tomado gran relevancia en nuestra sociedad en el último siglo. El conocimiento de las diferentes consecuencias que acarrea la violencia tanto a nivel social, como familiar y por consiguiente individual, ha suscitado gran interés en el campo de la investigación generando así un importante corpus de investigación empírica.

Dentro de la amplia tipología de violencia, toma especial importancia la violencia interpersonal, y dentro de esta categoría se puede apreciar diversas formas de expresiones que puede adoptar. Entre las diferentes manifestaciones cabe destacar la violencia de género, la violencia intrafamiliar, la violencia domestica e incluso la violencia en el noviazgo, mundialmente conocida como “Dating Violence´´, concepto que asume nuestro interés. Se puede considerar como violencia de pareja a cualquier ataque intencional de tipo sexual, físico o psíquico, de un miembro de la pareja contra el otro en una relación de pareja integrada por jóvenes o adolescentes (Health Canada, 1995).

Según Campbell (1995 citado en Pueyo et al., 2008), la violencia de pareja comparte elementos propios con la violencia de género y con la violencia familiar, junto a otras características comunes que se dan dentro de una relación sentimental. Para muchos autores la violencia en el noviazgo podría enmascararse con la violencia de pareja ya que ambas comparten manifestaciones similares, pero difieren en varios aspectos, como es la edad de los integrantes y la naturaleza de la relación. La violencia de pareja abarca exclusivamente a parejas adultas y la violencia en el noviazgo acoge aquellas relaciones establecidas entre jóvenes y adolescentes, además, en este tipo de relación no existe la convivencia, no hay responsabilidades parentales y no existe una dependencia económica por una u ambas partes.

Son abundantes las investigaciones realizadas sobre la violencia de pareja en edad adulta, y muy reivindicadas desde la perspectiva de género, pero en el caso de la violencia en el noviazgo, las investigaciones son limitadas. (Rodríguez, Antuña, López-Cepero, Rodríguez y Bringas, 2012; Viejo, 2014 citado en Buela, Carrascosa & Cava, 2015) La investigación incipiente en esta temática esta demostrando que el maltrato y la violencia no son sucesos característicos ocurrentes en etapas adultas, sino que es una realidad que se encuentra presente en las relaciones de los más jóvenes (Leen et al., 2013), por tanto, es una realidad que debe ser visibilizada y tomada como suceso de suma importancia para atender y prevenir, puesto que afecta a unos de los extractos poblacionales más vulnerables.

Desde 1981, James Makepeace pionero en esta temática ya alertaba sobre la necesidad de atender a este tipo de violencia que emergía en etapas tempranas, desde entonces son varios los investigadores que han realizados estudios interesados en la incidencia de este fenómeno (Follingstad, Wright, Lloyd & Sebastián, 1991; Foshee & Reyes, 2011; Soriano Díaz, 2011; Strauss, 2004 citado en Rodríguez, 2015).

Sobre la prevalencia internacional destaca el estudio de Strauss (2004) realizado con universitarios de diferentes países donde concluye que el 29% de los sujetos encuestados habían sufrido agresión por parte de sus parejas, y el 7% habían ejercido la violencia. En referente a España, el campo de investigación aun es escaso, pero dentro de la escasez, son varias las investigaciones realizadas con jóvenes y adolescentes que evidencian la presencia de conductas violentas durante las relaciones, como medio para resolver conflictos (González & Santana, 2001; González-Ortega et al., 2008; Muñoz-Rivas et al., 2007; Díaz-Aguado, Martínez-Arias, & Martín-Babarro, 2013 citado en Pazos, Oliva, Hernando, 2014). Según los estudios realizados sobre la prevalencia a nivel nacional se observa que la violencia física oscila entre el 7% y el 40%, mientras que la violencia verbal se manifiesta en un 90% (Fernández-Fuertes y Fuertes, 2010; González y Santana, 2001; Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González, 2007 citado en Ruiz, 2017).

Por otro lado, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2017, 653 menores de 18 años solicitaron una orden de protección contra su pareja, lo que supone un aumento de un 14,8% con respecto al 2016. Por otro lado, según el Consejo General del Poder Judicial en el año 2017, 266 varones menores de edad fueron enjuiciados por presunta violencia contra su pareja, lo que supone un aumento creciente considerable desde el 2013. Estos datos ponen de relieve que algo esta ocurriendo en nuestra sociedad, la violencia machista sigue presente en las relaciones de los jóvenes y adolescentes, pero también, el aumento de denuncias puede inferir que exista una mayor sensibilización o concienciación hacia las conductas de maltrato.

Adolescencia y juventud: características de la violencia durante el noviazgo

La adolescencia o la juventud es una etapa fundamental del ciclo vital determinada por fuertes cambios afectivos, corporales y sociales, donde el ser humano va formando su identidad personal. Es durante esta etapa donde tienen lugar las primeras relaciones sentimentales y donde se aprenden modelos de interacción que serán reproducidos en la adultez, de hecho, son en estas primeras relaciones donde se suelen formar los primeros ideales sobre el amor, como es una relación y como hay que comportarse en la intimidad (González-Ortega, Echeburúa y De Corral, 2008).

Durante esta etapa los jóvenes y adolescentes pueden llegar a ser mas propensos a la violencia, ya que su madurez neurológica se encuentra menos desarrollada, dando lugar a situaciones de violencia no detectadas o enmascaras dentro de sus primeras relaciones. Junto a esta travesía en desarrollo y el desconocimiento a como comportarse en una relación pueden surgir comportamientos inapropiados mal interpretados como son celos y control hacía la pareja, como comportamientos presuntamente necesarios en una relación como consecuencia de la falta de experiencia (Pichiule et al., 2014).

Diferentes estudios manifiestan que la dinámica de violencia más común en esta etapa suele ser de carácter bidireccional y reciproca (González-Ortega, 2008), siendo la violencia psicológica la más frecuente seguida de la sexual y la física (Rey Anacona, 2008). Se ha hecho perceptible que la violencia psicológica suele ser más ejercida por el género femenino y que suelen ser las agresoras principales de la conducta (Celis y Rojas, 2015; Cortés-Ayala et al.,2015; Pradas y Perles, 2012 citado en de la Villa, García, Cuetos y Sirvent, 2017). Desde postulados feministas, se interpreta esta reacción como una respuesta autodefensiva ante las agresiones ejercidas por las parejas y son diferentes estudios los contemplan esta reacción (véase ejemplo, por ejemplo, Foshee V.A et al. 2007, Harned, 2001; Makepeace, 1986; Straus, 2011 citado en Rodríguez, 2015)

Existen ciertos factores de riesgos que pueden propiciar la violencia dentro de la pareja como es el consumo de sustancia psicóticas, la falta de regulación emocional debido a la edad, la presencia de baja autoestima, experiencias derivadas de la violencia intrafamiliar, así como actitudes favorables hacia la violencia y las creencias sexistas. (Fernández-González y Muñoz-Rivas, 2013; Kaukinen, 2014; Leen et al., 2013; Shorey et al., 2012 citado en Cava, Buelga, Carrascosa, 2015). Además, el autoconcepto y la violencia hacia los iguales son variables que pueden aumentan el riesgo de conductas violentas hacia la pareja, aunque son varios los factores sugeridos por la literatura, aun es necesario conocer más sobre las variables que se relacionan con este tipo de violencia cometida en jóvenes y adolescentes (Cava, Buelga, Carrascosa, 2015).

De igual forma diferentes estudios ponen de relieve que las consecuencias de la violencia y la gravedad de los hechos son mayores en el género femenino que en masculino (González, Muñoz y Graña, 2003; Sebastián, Ortiz y Gutiérrez, 2010 citado en Ruiz, 2017), siendo este grupo el más perjudicado en la violencia infligida por la pareja. Un claro ejemplo lo podemos encontrar en estudio realizado por Muñoz-Rivas et al. (2007), donde son las mujeres el colectivo más perjudicado debido a las agresiones sufridas. Por consiguiente, podemos deducir que lo que comienza por una violencia de pareja durante la adolescencia o la juventud podría llegar a evolucionar a una violencia de género siendo las mujeres el grupo más desfavorecido. Es posible que esta población siga expuesta de forma inconsciente a factores de riesgo que facilitan estas relaciones violentas, reproduciendo modelos basados en la desigualdad y en los roles sexistas, impregnados por un aprendizaje social implícito en nuestra sociedad.

Por otra parte, no se pude dejar de atender al uso y consumo de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), como otro modo de ejercer violencia en la pareja, ya que estos medios se encuentran muy activos en esta generación. El uso de los medios tecnológicos puede hacer que la violencia en el noviazgo se manifieste de forma diferente en concreto, la aplicación WhatsApp puede propiciar enfrentamientos y/o escenas violentas de celos, llegando aun después de la ruptura, a utilizarse con el fin de controlar a la expareja (Martín, Pazos, Montilla, y Romero, 2016). El sexteo (intercambio de fotografías o videos de carácter sexual, por algún medio digital) es otra práctica extendida en las relaciones de pareja de los jóvenes podría potenciar la posibilidad de ser victima de violencia de pareja (Saioa, Fernández, Calvete, 2018) acabando en consecuencias trágicas como son el ciber acoso, sexpreading o sextorsión entre otras, además de las consecuencias psico-sociales inminentes.

La violencia en el noviazgo en jóvenes o adolescentes supone un foco de interés, puesto que es una violencia que está cambiando, en cuanto a la edad de inicio, así como en la forma de manifestarse, por tanto, debe ser frenada en sus inicios, evitando su propagación y reproducción en una etapa adulta, donde las consecuencias pueden ser más graves.

08 December 2022
close
Tu email

Haciendo clic en “Enviar”, estás de acuerdo con nuestros Términos de Servicio y  Estatutos de Privacidad. Te enviaremos ocasionalmente emails relacionados con tu cuenta.

close thanks-icon
¡Gracias!

Su muestra de ensayo ha sido enviada.

Ordenar ahora

Utilizamos cookies para brindarte la mejor experiencia posible. Al continuar, asumiremos que estás de acuerdo con nuestra política de cookies.